Por Julio A. Muriente P.|¡Independencia ya! (Opinión)

Al nacer los humanos dependemos absolutamente de quienes nos crían. Conforme avanza el proceso de socialización, junto con el desarrollo de nuestras capacidades físicas y emocionales, vamos aprendiendo a movernos y a hablar; forjamos sentimientos, preferencias y temperamentos.

Con el tiempo vamos abriendo espacios propios, nos constituimos en forjadores de una nueva familia, tenemos hijos, diseñamos economías personales y familiares y creamos nuestro espacio particular. Es algo así como “la proclamación de la República”, luego de haber estado sometidos por años a la dominación total o parcial—“colonial”, podríamos decir— de quienes nos han criado y sostenido.

Si la ruta hacia la independencia económica y social es reconocida como lo apropiado y posible en el plano personal, ¿por qué no habría de serlo igualmente en el plano colectivo/nacional?

¿No ha sido esa acaso la ruta seguida por prácticamente toda la humanidad, empezando en América con los ciudadanos de aquellas 13 colonias que decidieron levantarse en armas en 1775-1776, para forjar libremente su destino? ¿Por qué las 13 colonias norteamericanas, o las colonias de España, Portugal y Reino Unido en América no se conformaron con seguir siendo colonias?

¿No sería precisamente porque la independencia y el desarrollo de Estados nacionales les proveería la posibilidad real de avanzar libre y efectivamente en la solución de sus problemas y la satisfacción de sus necesidades?

Si 117 años de colonialismo estadounidense nos han traído al callejón sin salida en que estamos, ¿no debiéramos considerar la independencia como opción? Si por siglos hemos creado tanta riqueza para otros, ¿no seremos capaces de crear riqueza para nosotros? Si otros nos han mandado por siglos pensando solo en ellos, ¿no es hora de que nos mandemos nosotros, pensando en nuestros intereses?

Imaginemos -aunque sea por un instante- que alzamos vuelo, que nos convertimos en dueños de nuestro destino nacional, como lo hemos hecho en nuestras vidas personales. Quizá viviríamos mejor, y más felices. ¡Vale la pena considerarlo!

minhpuertorico@minhpuertorico.org
San Juan / Puerto Rico