Tinta cruda: Por Alfredo Carquez S.|¡Mosca con las leyes! (Opinión)

Ya comenzaron a moverse intereses empresariales con el objetivo de recuperar algunos de los privilegios que tuvieron, desde el punto de vista fiscal, económico y contractual, durante los años 80 y 90. Debe recordarse que fue en esas décadas cuando poco a poco se fue armando el rompecabezas que al final conformó la denominada Apertura Petrolera.

Y aunque hasta la fecha esta clase de planteamientos no se han hecho del todo públicos, se sabe que en algunas de las organizaciones gremiales del sector privado relacionado con el negocio del petróleo y el gas se ha comenzado a debatir acerca de la “imperiosa necesidad” de materializar cambios en la Ley Orgánica de Hidrocarburos y en la Ley de Hidrocarburos Gaseosos.

Se plantea que la concreción de modificaciones sustanciales en estos instrumentos legales, tendría como resultado final el incremento de la producción de petróleo y gas y de sus derivados, debido al aumento de las inversiones privadas nacionales y foráneas.

Reaparecen nuevamente los argumentos centrales de siempre: para que haya mas inversión privada y mayor producción debe haber menos impuestos, regalías y participación accionaria del Estado. En estas ideas se basarían los grupos de interés para impulsar los cambios del marco normativo.

Se trata de promesas sempiternas y pocas veces cumplidas que se les hacen a los gobiernos de las naciones en desarrollo, especialmente cuando, en momentos de crisis económicas, están desesperados por encontrar recursos para palear los efectos nocivos de las mismas.

Durante los últimos años de la IV República se hizo todo lo posible por llevar al mínimo el valor de nuestro barril petrolero, se desmontó el control del Estado sobre esta actividad y se redujo a niveles de vergüenza el pago de regalía, todo esto con la esperanza de forzar la privatización de Petróleos de Venezuela. Esos fueron los tiempos en que se le entregaron a terceros campos petroleros bajo la figura de convenios operativos, contratos que trataban al negocio petrolero como si fuesen empresas textiles o de calzado.

Por supuesto que así como los tiempos cambian, las leyes deben adaptarse a las nuevas situaciones. Pero también es cierto que no hay que olvidar la historia y menos cuando está ahí cerquita, muy reciente.

alfredo.carquez@gmail.com

para asegurarnos de que esto no pase el control de PDVSA debe estar en manos colectivas, en manos de las comunas organizadas y no en manos de burócratas que terminan vendiéndose por una casa en miami, no es que en las bases hay puros santos incorruptibles pero cuando hay un control colectivo como el parlamento comunal se hace mas difícil el desvió del objetivo.Pdvsa debe estar bajo control de los comuneros no de sindicalistas mercenarios de la politica ni de burocratas que se venden al mejor postor