El pueblo revolucionario escuchó el 8 de diciembre de 2012 un doloroso discurso pronunciado por nuestro líder inmortal Hugo Chávez Frías.
En él nuestro hábil estratega con su gran capacidad para avizorar el futuro nos advirtió que podrían presentarse situaciones difíciles por las que tendría que atravesar la Revolución, en cuyo desarrollo era probable que no faltasen los que intentasen aprovecharse de ellas.
Pues, lamentablemente, ocurrió así y en seguida se presentaron en escena los enemigos históricos de la Revolución Bolivariana, y desde entonces con su criminal sabotaje han puesto en circunstancias difíciles nuestro proceso revolucionario, que ya con el duro hecho de haber tenido que soportar la desaparición física de nuestro Comandante Eterno era bastante agobiante la situación.
Su inesperada siembra nos golpeó fuertemente, sí, es cierto, pero también es cierto que hasta ahora la mayoría de sus disciplinados seguidores hemos cumplido a carta cabal su última petición, y como prueba de ello podemos citar el contundente y leal apoyo que le hemos brindado y seguiremos brindándole a nuestro camarada presidente Nicolás Maduro.
Evidentemente en el recorrido de este nuevo camino la Revolución ha tenido algunos desatinos, los cuales deben corregirse, siendo imprescindible para ello la crítica constructiva, que es muy diferente a la crítica malsana con la que algunos intentan fustigar las acciones del Gobierno, y no es por no aceptarla, sino que fácilmente se denota que el carácter de esta viene signado con un fin perjudicial.
Entre tanto, no debemos apresurarnos en buscar un culpable, debemos revisar, rectificar y reimpulsar eficientemente los motores de la Revolución, y si es de cambiar algo, tendrá que hacerse, pues una revolución consiste en cambiar lo que debe ser cambiado.
Aprovechemos este III Congreso de nuestro Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), están dadas las condiciones para esto; es tiempo para el debate sin tabú, pero indudablemente para avivar fuerzas en aras de seguir adelante con este proceso de cambio y transformación.
Pero en el contexto de esa amplia discusión recordemos las ilustradas palabras de nuestro máximo líder: “¡Unidad, unidad, unidad!”, a pesar de nuestra natural diversidad. No permitamos que permee la intriga y la rencilla en las filas revolucionarias, ya que ante cualquier circunstancia nuestra tarea será: ¡Mantener la unidad de los patriotas!