Apenas se hizo público el padecimiento que quitó la vida al presidente Hugo Chávez nos atrevimos a sugerir por estas mismas páginas la idea de “cáncer inducido”.
Nos guiaba el sentido común según el cual es impensable que un líder con hábitos de vida rigurosos, que practicaba béisbol con regularidad, sin antecedentes familiares -que se conozca- con inclinación prematura al mal y quien por lo demás mantenía en todo momento un estado de humor inmejorable, de buenas a primeras aparezca afectado de un cáncer tan violento como el que le llevó a la muerte en unos dos años.
En tal sentido resulta pertinente la recomendación del intelectual Atilio Borón, quien propone “convocar a científicos…para investigar muerte de Chávez” (Correo del Orinoco, 25/08/13).
Borón piensa que algún entrevistador pudo utilizar un micrófono el cual “al momento de ponerlo en la boca del Presidente, otra persona pudo pulsar un control remoto” y, activado el mecanismo, bastarían 10 segundos para el contagio. ¿Habrá periodistas en este mundo que se presten para tal maquinación? ¿Tiene el Pentágono financiamiento para ese tipo de programas?
A dicha línea de hipótesis cabe sumar otras interrogantes: ¿Entre las empresas que periódicamente hacen mantenimiento y refacción en áreas del edificio sede la ONU -baños, cortinas, asientos, proscenio y los equipos de audiovisuales, cableado y micrófonos- habrá quien se preste para colocar dispositivos tecnológicos que permitiesen, a una orden de la Casa Blanca, activar la destrucción selectiva de personalidades?
Mientras en el mundo se mantenga la duda razonable sobre el Informe Warren, según el cual fue un disparador solitario, Lee Harvey Oswald, el autor de la muerte del presidente John Fitzgerald Kennedy -así como respecto a las causas ciertas de derribo del World Trade Center en 2001-, no es arbitraria la insistencia en que se abra una investigación acerca del modo en que adquirió o se le contagió “cáncer fulminante” al comandante Chávez. Éste ciertamente no fue perfecto; empero, fue el menos imperfecto y el más leal gobernante que conoció este pueblo desde 1830.
En la lista pudieran estar los presidentes Evo Morales, Rafael Correa, Nicolás Maduro u otro que plazca a los dueños de dicha tecnología asesina.