Luis Pino | ¿Por qué atacar a Diosdado? (Opinión)

El oposicionismo restaurador, dirigido por el gobierno del presidente Barack Obama y las transnacionales, aprendió de las derrotas y fracasos en 15 años contra el comandante Hugo Chávez. Ahora han refinado sus ataques, actuando tácticamente, como francotiradores políticos, contra personas específicas, para liquidar la Revolución Bolivariana, socialista y chavista.

En tal sentido, los restauradores no han desestimado el papel que juegan, tanto el presidente obrero Nicolás Maduro, como el presidente de la Asamblea Nacional (AN), Diosdado Cabello. Respecto del primero, decidieron liquidarlo, política y físicamente, dados los anuncios del vicepresidente de EEUU, Joe Biden, los pronósticos del mentalista y general, director de la CIA, Vicent R. Stewart, en consecuencia con las sanciones que tanto el presidente Obama, como el Congreso estadounidense, se arrogan desde el imperio.

En cuanto a Diosdado Cabello, los ataques se han agudizado en los últimos meses, toda vez que han decidido salir violentamente del presidente Maduro, razón por la cual les urge inhabilitar y desactivar en todo sentido a quien en el año 2002, probado en un golpe contra el comandante Chávez, demostró lealtad y determinación en la acción, como pieza clave para el rescate y retorno del Comandante.

Esta práctica fascista contra Diosdado Cabello es tan selectiva, como lo fueron las muertes de Sabino Romero, de Eliézer Otaiza y de Robert Serra, porque asesinarlos significaría desactivar o, al menos, descoordinar y disuadir al pueblo chavista, evidente mayoría nacional.

La guerra sucia y ajiacos contra Diosdado Cabello no solo son parte de la picaresca boba, entre lo ridículo y absurdo, pues tienen un objetivo perverso, desde la mentira. Por ejemplo, rescataron una leyenda urbana de cuando la derecha gorilista con la burguesía criolla andaban montando un golpe de Estado, en el último gobierno del expresidente fallecido Rafael Caldera, antes de que el comandante Chávez ganara las elecciones de 1998, en la que se inventaron el “Cartel de los Soles”, que según ellos, los dirigía el hijo ministro y el yerno militar.

Resulta que ahora, emparentan a semejantes querubines de la familia Caldera, con el muchacho de El Furrial. ¡Y todavía faltan locuras!

T / Luis Pino