Por Juan Azócar|¿Por qué insistir en la paz? (Opinión)

Hay muchos motivos para recordar todos los días y en cualquier circunstancia al Presidente Chávez. Su intuición del devenir del país ante la existencia de una oposición escasamente moderada en su accionar político y muy dada a la aventura, dejándose llevar por las encomiendas y dictados, les permitían afirmar muy certeramente al Comandante Eterno que efectivamente su permanencia en el gobierno se convertía, muy a pesar de lo que creyera la oposición, en garantía de tranquilidad y paz para nuestro país.

Bien, no quisieron creerle. Se burlaron y descalificaron hasta más no poder. Aquel Chávez, que luego dijo que no sería el mismo del 2002, prácticamente los perdonó horas después del golpe de ese mismo año. Todos recuerdan aquella imagen de nuestro Presidente con un crucifijo levantado por sus manos, jurando y rogando por la paz del país.

A los pocos meses, aquellos perdonados, que son los mismos que hoy pretenden incendiar el país, arremetían con un paro petrolero en el pleno corazón de las festividades navideñas. Lo que vino en los meses y años posteriores ha sido parte del mismo recetario. Como dice el dicho popular, no han tenido paz con la miseria. Se han ensañado de manera vil en contra del país y en contra de la misma Revolución Bolivariana.

El condicionamiento, el engaño continuado, la sumisión, la locura, el desenfreno, el odio, entre otros componentes, han desembocado en una disociación que ellos desearían convertir en epidemia social. No lo dudemos, en esta gente hay un gravísimo problema de salud mental. Desde el desesperado “Chávez vete ya” al “Maduro vete ya”, no hay diferencias de comportamientos. Es el mismo perfil sicosocial. La misma desesperación. Es el mismo delirio que consume la personalidad y frena la socialización sana, para dar paso a claros síntomas de locura.

Ante todo este cuadro, delicado al fin porque se trata de compatriotas que en su afán de poder cometen delitos y han escogido el camino anticonstitucional, el gobierno que preside el compatriota Nicolás Maduro insiste por los cuatro vientos en levantar las banderas de la reconciliación.

El acercamiento, el diálogo, el respeto a los derechos humanos, el apego a la Constitución, la convivencia y la necesidad de construir un país en tranquilidad son mensajes que no encuentran receptividad en la oposición que hoy existe en el país.

Por encima de tales incomprensiones y a pesar, muy a pesar, de las acciones violentas de una parte de la oposición y el comportamiento sumiso y callado de la otra parte, el Presidente Nicolás Maduro insiste en esta inminente necesidad. Buscar la paz. Única vía para seguir avanzado en la derrota definitiva de la oprobiosa herencia social. ¡Estamos contigo Nicolás!

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