Pasado presente y futuro | ¿Somos una amenaza? (Opinión)

Desde hace varios años el Gobierno estadounidense ha estado aplicando “sanciones” a países libres e independientes desprovisto de cualquier amparo en materia de Derecho Internacional.

Viene jugando al engaño psicosocial a través del uso de términos inverosímiles para los pueblos del mundo, tales como: “amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y la política exterior de los Estados Unidos”, pero muy convincentes para el mercado anglosajón.

De aquí parte todo. Recordemos que quien “gobierna” en la Casa Blanca no es el Presidente “electo democráticamente”, si no los dueños de los grandes medios de producción, o sea, el mercado.

Esa loca manía por estar declarando su fulano “estado de emergencia” apuntala siempre hacia un objetivo claro: ir al choque frontal contra el Gobierno de ese país cuando aparentemente las bondades de la diplomacia ya se han visto agotadas, por tanto proceden -para justificar la declaración del angustiante “estado de emergencia”- a catalogarlo como una “amenaza”, tal y como lo acaban de hacer con nosotros.

Ahora, ¿somos realmente una amenaza?, pues, sí, ¡lo somos!

¿Por qué?, pues porque pueblo y Gobierno bolivarianos estamos apostando a construir un mundo mejor. Un mundo pluripolar y multicéntrico libre de dominios imperiales. Libre de explotación, miseria y muerte como único resultado de la rapiña capitalista; un mundo, en definitiva, donde reine la soberanía, la democracia verdadera, la autodeterminación de los pueblos y, por sobre todo, la paz.

Pero somos aún más amenazantes porque estamos juntando lazos cada día más fuertes con las superpotencias China y Rusia. Eso implica que la colocación de capitales financieros e industriales en la región suramericana ya no provienen de las empresas transnacionales estadounidenses, sino de las Repúblicas hermanas en cuestión.

A simple vista parece ser un mero cambio de hegemón, pero en el fondo no es así, porque la lógica que se subyace en estas relaciones comerciales no es la misma lógica depredadora con la que se tranzaban acuerdos de manos atadas con los gringos años atrás. No es aquella lógica que obligaba a imponer salvajes paquetes económicos sobre los pueblos.

La raíz del tema es económica. La preocupación de los estadounidenses es nuestro petróleo.

Por eso es que estos anacrónicos “gendarmes” que todavía se creen los únicos portadores de la “ley y el orden” en el mundo nos consideran una amenaza.

T/ Héctor Abache