En la conferencia de prensa del grupo Intergubernamental para el Cambio Climático por sus siglas en inglés (IPCC) su presidente Rajendra Pachauri señaló que si el mundo no adopta medidas que conduzcan a mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero, este corre el grave peligro de desaparecer; y anuncia la posibilidad cierta de aumentar los conflictos violentos entre comunidades y de guerras civiles.
Lo que anuncia ya está ocurriendo: son grandes inundaciones y grandes sequías que conducen a destruir los campos que están cultivados, por lo tanto la escasez de alimentos será muy grande, el mundo padecerá de hambre y los primeros que cargarán con esta situación serán los pobres.
Recientemente una campesina boliviana le decía a un periodista de Telesur que se percatara de cómo estaban destruidas sus viviendas, muertos los animales y desaparecidos los cultivos. “¡No se olviden de nosotros!”. Este llamado sin duda habla de la solidaridad, pero también podría estar diciendo: “…a ustedes les va a ocurrir lo mismo”.
No basta con desarrollar una veneración por la naturaleza sin articularla con la agresión que está ocurriendo hacia los seres importantes de esta naturaleza, que son los seres humanos, marginados y empobrecidos.
La visión originaria de la ecología se perdió, porque la ecología no solo tiene que ver con los animales, plantas y la pureza de la atmósfera, sino también con las relaciones solidarias y globales del ser humano y de la naturaleza.
Debemos tener conciencia de que esta injusticia ecológica arrastrará consigo una injusticia social y viceversa. Se demuestra una vez más que el cambio climático es provocado por el ser humano: ¡ya no se puede ocultar!