Casi 30 años lleva Mario Beltrán cultivando papa en Chirgua. Este año sembró dos hectáreas de Atlantis para la agroindustria, y ocho de la Kennebec para consumo fresco. La Atlantis creció normalmente, por lo que espera una buena cosecha. Con esta última tuvo problemas. Se le repuso una parte, aunque dice que no fue toda la que resultó afectada. Ahora espera a terminar de recoger para ver los resultados.
En tiempos buenos, refiere el productor, el rendimiento en su finca es de 16 a 17 mil kilos de papa por hectárea, pero calcula que para esta cosecha pueda sacar unos 12 mil kilos, dado que no brotaron todas las plantas de debieron haber nacido.
Reiteró que escasean los fungicidas y los insecticidas. En su opinión, todo productor debe tener una cantidad adicional de estos insumos, “por si acaso se presentan problemas de plaga, por ejemplo”, pero en estos momentos no cree que nadie en Chirgua tenga un stock de los mismos.
Lo mismo ha sucedido con el abono. “A estas papas les faltaron abonos foliares por carajazo, pero no se consigue ni con los particulares ni por el Estado”, detalla. Afirma que la cantidad de abono que le están dando no es suficiente para cubrir los requerimientos básicos de la siembra. “Me dieron 25 sacos por hectárea, más 5 de reabono, pero necesito 45 sacos por hectárea, como mínimo, porque yo apliqué aquí bastante gallinaza”.
Además plantea que hacen falta pozos de agua para el riego. “Por aquí hay unos pozos cerca que son fáciles de habilitar. Con poca inversión del Estado se solucionaría este problema, que es bastante serio. Lo que hace falta es gente que sepa de esa vaina”, acentuó.
Sostiene que “este Gobierno les ha metido la mano a los agricultores como nunca antes lo hicieron, pero hay detalles que se deben revisar” para que todo funcione correctamente. “Hay muchos caciques y pocos indios”, expresó, refiriéndose a la falta de coordinación que hubo con los camiones que contrató el Estado para retirar los sacos de las parcelas, lo cual generó demoras.