La disciplina “es un trabajo de hogar”, asegura Yenelsi Cordero|“Hay que educar a los padres para que ellos nos ayuden”

“Pienso que hay que educar a los padres para que ellos nos ayuden. Yo les digo en las reuniones a mis representantes que no puedo sola, que el empujoncito que debemos darles para que sigan adelante es de parte y parte”

Docentes más jóvenes admiten que existe la necesidad de volver a la educación de antes, la que los formó a ellos, pero de antemano aclaran que a ese formato hay que añadirle las nuevas corrientes.

Yenelsy Cordero, maestra de preescolar de la Unidad Educativa Distrital José Gil Fortoul, ubicada en La Pastora, defendió el constructivismo, porque postula la necesidad de entregar a la alumna o el alumno herramientas que le permitan crear sus propios procedimientos para resolver una situación, lo cual implica que sus ideas se modifiquen y aprenda siempre.

Insistió: “El docente de hace 30 años debe evolucionar y adaptarse, por ejemplo, a las nuevas tecnologías. Algunos se niegan a darles computación a sus estudiantes, y hasta los educación inicial ya saben usar esos equipos”.

“NO TODO EL MUNDO ES IGUAL”

“Esta es una profesión ardua, como todas. Y no todo el mundo es igual. Siempre está el docente que hace un trabajo excelente, y que uno mismo, aún como compañero de trabajo, lo admira como profesional. Pero también hay docentes que carecen de esa mística”, reflexionó Yenelsy Cordero.

En consecuencia, destacó, no sirve de nada la propuesta didáctica que ella defiende si no se recupera el interés perdido del docente de antes, el que se preocupaba por sus alumnas y alumnos y llamaba a sus representantes cuando no acudía al colegio, por ejemplo. “Yo recuerdo que antes era así, no íbamos a clase y llamaban a nuestras mamás. Había profesoras y profesores que hasta iban a la casa a preguntar qué pasaba, si vivíamos cerca de la escuela. Eso me parece importante, por eso yo me comunico con los representantes y les pregunto qué le pasa a la niña o el niño”, refirió.

“HAY QUE EDUCAR A LOS PADRES”

Cordero reconoció que también es importante recuperar la disciplina impartida en la educación de antes. Pero en este punto insistió en que la realidad demanda, por sobre todas las cosas, que sean las madres, los padres y los representantes quienes asuman en sus hogares esta tarea docente.

“La disciplina es un trabajo diario, pero más que todo es un trabajo de hogar. Hay padres de familia que no pueden controlar a sus hijas e hijos; por eso desde pequeños hacen lo que quieren”, refirió.

Continuó: “Esa falta de valores en el hogar es tan grave, que a mí, que tengo niñas y niños de 4 y 5 años de edad, me cuesta a veces controlarlos porque hay varios que se nos quieren escapar de las manos con malas respuestas o un gesto no adecuado con las manos o los pies”.

Lo anterior obliga a Cordero a hacerle un llamado a las y los representantes porque “de nada sirve que en media mañana el maestro los controle, si el resto del día y en las vacaciones los dejan hacer lo que quieren”.

Como solución, la maestra consultada propones talleres para madres y padres, para refrescar los valores perdidos en el hogar.

“Pienso que hay que educar a los padres para que ellos nos ayuden. Yo les digo en las reuniones a mis representantes que no puedo sola, que el empujoncito que debemos darles para que sigan adelante es de parte y parte”, acotó.

HOMBRES Y MUJERES DE BIEN

Para Yenelsy Cordero, el Día del Maestro es una fecha que reconoce el esfuerzo de un profesional que aporta mucho al país. Precisó que en cada uno de los 11 años escolares continuos que ha impartido clases, ha trabajado con un promedio de 25 niñas y niños de educación inicial.

“Estoy contenta porque he salido a la calle y ya me he conseguido con los primeros alumnos, que ya están saliendo del bachillerato. Eso es un orgullo; ahora espero verlos con carreras concluidas: ejerciendo en los tribunales y esas cosas. Siendo unos hombres y mujeres de bien”, destacó.

Otro satisfacción que Cordero ha encontrado en el ejercicio de su carrera es el reconocimiento perpetuo de sus alumnos. “Cada vez que me movilizo por la zona, bien sea a pie o en una camionetica, me consigo a los exalumnos y me reconocen. Igual los representantes. Incluso, algunos estudiantes me vienen a visitar cuando salen temprano del liceo”, añadió.

Texto/ Alexander Escorche Caña
Foto/ Héctor Lozano