Lumar Guittard dejó la ingeniería química para ser una de las mejores del mundo en el deporte marino|“Practicar el bodyboard me hace sentir libre”

Transcurría el año 2003 cuando Lumar Guittard cumplía con el trámite de graduarse en ingeniería química.

La caraqueña estaba clara que en ese momento lograba una de esas metas que le permitían cerrar un ciclo para seguir en otros que le gustaban mucho más.

Cuenta su padre Lucas Guittard que su hija recibió el diploma y enseguida corrió a dárselos a él y a su madre. Al momento les dijo: he cumplido con ustedes, pero ya saben que lo mío es el bodyboard.

La firmeza de la atleta estaba sustentada en los 18 años que tenía jugando con las olas de las playas de Vargas, bien sea en las tablas de anime, que cada fin de semana se partían, así como en las de surf y posteriormente el bodyboard, una modalidad de surf, pero que se practica de pecho, no parado.

En ese momento, Lumar Guittard era ingeniera, pero también se había convertido en la máxima exponente del bodyboard en el país con una proyección que siete años más tarde cumplió al colocarse entre las mejores nueve competidoras del mundo.

“Mi esposa y yo nos dimos cuenta que esa era su pasión; por lo tanto, había que seguir apoyándola. Cuando la acompañamos a las competencias y vemos que Venezuela se exhibe gracias a ella, nos damos cuenta que su decisión fue la mejor. Nuestra hija es un orgullo para nosotros”, explicó su padre Lucas al Correo del Orinoco, cuando toca el tema de la carrera de Lumar.

SU PRESENTE

En la actualidad tiene 35 años y una carrera prodigiosa en el bodyboard. Además de ubicarse entre las mejores del mundo, la venezolana quedó cuarta en la final del Mundial de Hawái 2010, en la Playa Pipeline, considerada la mas peligrosa del mundo.

Con ese triunfo la meta que se propuso en 2003, cuando el entonces Ministro del Deporte, Eduardo Álvarez, la retó para que se ubicara entre las 30 mejores del mundo, la cumplió con creces. Después le vendrían otros retos como la organización de eventos de bodyboard que impulsaran la disciplina en el país.

Más que seguir proyectándose como atleta, cosa que necesita para mantenerse en la palestra, Guittard también se ha preocupado en mostrar el talento venezolano que emerge en un deporte poco tradicional como lo es el body y el surf.

“Esa es una de mis misiones, proyectar a los jóvenes que vienen desde abajo con un gran esfuerzo en busca de ganarse un puesto internacionalmente”, dijo Guittard al recordar que en los deportes de tablas acuáticas “Venezuela ya es una potencia”.

“Ahorita estamos en una curva ascendente que debemos aprovechar”, recalcó con la misma mirada firme cuando decide entrar al agua a ganar una competencia.

Guittard sonríe cuando recuerda sus inicios, evita bajar la intensidad de la voz cuando habla de los problemas económicos que empujan para que el bodyboard se acabe y a la vez alza la mirada cuando piensa en los retos que van en pro de impulsar una disciplina que “ todavía no muchos conocen”.

“¿Sabes algo? El surf y el bodyboard son una profesión; por eso, mis estudios de ingeniería eran mi hobby”, reflexionó Lumar en medio de la charla en la que el “body” fue el centro de atención, más que ella, pese a ser una de las pocas deportistas venezolanas en estar entre las mejores del mundo en alguna disciplina.

EN LA PLAYA DESDE NIÑO

-¿Porqué escogió el bodyboard como deporte?

-Todo comienza por mis padres que solían llevarme de pequeña a la playa. En mi etapa colegial estuve en natación, karate y otros deportes, pero este deporte fue lo que más me llamó la atención. Practicar el bodyboard me hace sentir libre. Pienso que el contacto con la naturaleza fue fundamental.

-¿Qué le gustaba de la naturaleza que la hacía sentirse libre?

-Que el mar es abierto, no tiene límites aunque a veces pareciera que sí; por ello, comencé a probar con una tabla de anime y más adelante otra de surf, pero no quedé satisfecha. Luego, a los 11 años, una amiga me dijo que probara con el bodyboard y me di cuenta que podía correr las olas, sin importar cuán grande fuese. Ahí empecé a probar mi felicidad.

-¿Podemos decir que practica el bodyboard desde los 11 años?

-Sí, pero la historia no comienza ahí, lo que pasa es que vengo desde los 5 o 6 años con una tablita de anime y por eso me llamó mucho la atención la tabla de surf, porque antes estaba con el anime cuando iba a Marina Grande; entonces, las tablas las partía, no duraban mucho. Con el tiempo, al ver en las películas que vas parada en una tabla, digo: cónchale quiero probar el surf para saber qué se siente ir parada. Lo hice antes de probar el bodyboard.

-¿En que playa comenzó todo?

-De pequeña, en Marina Grande. Luego, ya cuando tenía la tabla, me fui a Tanaguarena. Ahí comencé desde pequeña, ya que esa playa tuvo unas olas increíbles hasta el año 1999 que vino el deslave; de hecho, Playa Escondida fue donde me entrené con olas fuertes, porque era una ola tan buena, tan hueca, con tubo, que yo aprendí a agarrar tubo fue en esa playa, pero desde el 99, cuando vino el deslave, empecé a ir a otras como Cuyagua e Higuerote.

-¿Cómo saben ustedes cuando una playa está apta o no?

-Entrando a la playa y viendo. Lo que pasa es que en el agua aprendes a leer la ola y sus condiciones. Dónde están las corrientes, las montañas, y así ya tú sabes dónde hay rocas, corrientes, cómo actúan esas corrientes si en círculos u otras formas. También se aprende cómo rompe el mar, si rompe la ola, si una va a la derecha y otra a la izquierda y en el medio se te hace como un canal, todo eso se aprende; de hecho, una de las cosas que yo enseño en mi Escuela de Surf es cómo leer la ola. Uno ve cómo

revienta la espuma, si la espuma viene de acá, tú tienes que ir para allá. Ir a la parte que está abierta, entre otras cosas. Por eso es que cuando llegas a tener un contacto con la naturaleza y sientes que estás identificado, lo puedes entender.

-¿Cada cuánto usted va a la playa a la semana?

-Todos los fines de semana es seguro; ahora, los días de semana quizás uno o dos. Eso se modificó desde hace como tres años por el tema de la inseguridad, pero antes solía bajar cinco veces a la semana. Cada vez que había olas me veías en La Guaira.

-¿Usted sigue asumiendo el bodyboard como alto rendimiento o como un pasatiempo?

-No, lo que asumí como hobby en mi vida fue haber estudiado una profesión, ya que mi verdadera carrera ha sido el Bodyboard. Es más, cada vez aprendo más y cuando ves que ser surfista tienes que conocer de nutrición, ejercicios, el metabolismo de tu cuerpo, rendimiento, sicología, me doy cuenta de que si tú ignoras todo eso tienes 40 % en tu nivel; por eso, es que hay muchos atletas que son muy buenos pero como no saben todos estos aspectos no terminan de ser completos.

-¿A qué cree usted que se debe eso?

-A la falta de cultura en el deporte, y más en el surf; por eso que no todo el mundo ve el surf como un deporte profesional; sin embrago, está demostrado que es una profesión hasta el punto de que en Australia necesitas estudiar cinco años para ser surfista profesional. En el mundo es la única universidad que en cinco años te gradúa. En su pensun se estudian muchos aspectos.

-¿Por qué piensa usted que se estudia tanto el surf?

-Para hacer surf o bodyboard se necesita conocer mejor el cuerpo. Saber que si no calientas bien te pueden dar los calambres, por ejemplo. El calambre también te puede dar si estás asustado, ya que se te pone tenso el cuerpo o te puede dar porque estás bajo en potasio; por ello, tienes que aprender a conocer tu cuerpo y dónde te da.

Organizada desde pequeña

Acaba de decir que tiene otra carrera que la usa como hobby. ¿En qué se graduó?

-Sí, me gradué en 2003 de ingeniera química y te digo que mis compañeros me veían como si yo perdiera mi tiempo yendo al agua.

-¿Qué les decía?

-Que estudio para prepararme, pero que si me acompañan a la playa no lo verían como si el body fuese un hobby. Ahí ellos hubiesen visto que hago competencias mundiales y necesito prepararme. Entender que la cosa es el revés, el hobby era mi carrera universitaria.

-¿Cómo hizo para graduarse y seguir con el bodyboard?

-Tuve mucha organización. Mi abuela me enseñó a hacerlo. Desde pequeña tengo mis tareas listas. El jueves organizo todo para poder irme el viernes a la playa e instalarme allí el fin de semana. De esa misma manera llevé mi cronograma de estudios de lunes a viernes; de hecho, tres veces a la semana tenía mi entrenamiento en el gimnasio. El fin de semana religiosamente hacía surf. Si algún grupo quería estudiar conmigo sábado y domingo, no lo podía hacer, ya que estaba dispuesta de lunes a viernes.

-¿Piensa que esa dinámica semanal logró sus frutos?

-Figúrate que apenas entrando a la Universidad fui campeona nacional y se me dio la oportunidad de representar a Venezuela en los Primeros Juegos Panamericanos en Río de Janeiro 97. Fue difícil competir ya que estaba en el primer semestre en donde están todas las materias llamadas filtro, tales como matemáticas y cálculo, que necesitan mucho estudio, pero como para mí lo más fácil en el colegio era la física, química y matemática, no lo vi nunca como un sacrificio. Para mi era como un pasatiempo que estoy aprendiendo, que estoy creciendo en habilidades mentales.

-¿Qué hizo cuando se graduó?

-Les di el título a mis padres y les dije que quería crecer aún más. Fue así cuando me dijeron que me apoyaban si era lo que quería; lo importante es que tuve una preparación y la preparación fue súper buena porque como ingeniera química tuve que aprender a mercadear y a la postre eso me sirvió para mercadearme a mi como atleta, en busca de patrocinio.

-¿Nunca ejerció su carrera como ingeniera química?

-Sí. La ejercí seis meses

-Tiene una escuela de surf. ¿Qué les enseña a sus alumnos?

-Ser el mejor y proponerse en todo. Siento mucha satisfacción por enseñarles que vean mi trayectoria, que vean que sí se puede ser un atleta profesional en Venezuela, que vean que un surfista no es lo que veían hace 15 años atrás, personas que no se preparaban, que consumían marihuana, droga, cualquier cosa y el hippie típico que se lanzaba en Cuyagua con su banderita rasta y surfeaba. Realmente eso ya no es así. Somos un grupo de más de 200 atletas que representamos a Venezuela y la mayoría estamos egresados o estudiando.

-¿Quiere decir que los motiva a estudiar y practicar surf al mismo tiempo?

-Claro, a los más pequeñitos que están en el colegio los incentivo a que estudien al mismo tiempo que hacen surf. Se animan tanto que me traen sus notas .

Continúa: «En los últimos 10 años hemos recibido un buen apoyo”

T/ Alex Carmona
F/ José Luis Díaz y cortesía Baudy Dávila