En sus poemas sobre el olvido Mario Benedetti vierte su pasión para los recuerdos y nos dice, aunque quisiéramos no podríamos olvidar. Si es cierto que uno, dos o tres olvidan; también es cierto que los pueblos nunca olvidan los hechos que verdaderamente marcan su devenir.
Es un año el 2013 que no olvidaremos por singulares causas de los destinos.
Observamos juntos en el camino de este año el amor y al llanto unidos en la contienda de la vida. Toda despedida es triste por más que amemos y nos escudemos con el talante y la fuerza del legado. Justo es reconocer la fortaleza del amor con los huesos de la compasión al pueblo humilde que vio partir a su Comandante revolucionario redentor de la causa bolivariana.
La presencia paradigmática de Hugo Chávez es un hito de historia vivida y sentida en la sociedad venezolana; que ni siquiera quienes lo adversaron no tuvieron sangre ni ungüentos inmisericordes para descalificarlo en su honra de valiente patriota de estos tiempos heroicos.
Ni la mediática canalla y su falsa amnesia de despiadados, con su tara de degeneración, no pudo acallar la majestad de sus sentimientos, principios y valores sociales e intelectuales.
El pueblo plasmado en su Himno sagrado sabe del «por ahora» huracanado de 1992 y sus profundas implicaciones para el destino de la Nación.
La generación bicentenaria pudo solventar con creces la natural crisis de estos grandes acontecimientos históricos. Hay suficiente herencia moral, ética y política para conducir los sueños y realidades impulsadas por nuestro Comandante eterno.
El fascismo en sus locuras, pánicos y amarguras quisieron teñir de negro al 2013; quisieron llenarnos de muertes en la intemperie del sabotaje y la usura, y lamentablemente se llevaron en su odio y ufanía centenaria a humildes compatriotas del abril de los sueños; definitivamente no lo lograron y allí también fueron derrotados porque tampoco los olvidaremos.
Los fascista de abril están marcados por las cicatrices de sus culpas y más pronto que tarde les llegara silenciosa, la justicia sin recelos de los pueblos.
Ha sido el 2013 un año de sentimientos profundos, de pasión y dolor, de esperanza cierta de un pueblo amoroso que no olvidará al Centauro del siglo XXI, Padre de la Patria bolivariana y socialista de Venezuela.
“Hay quienes imaginan el olvido como un depósito desierto/una cosecha de la nada, sin embargo el olvido está lleno de memoria.» , nos dice Mario Benedetti. ¡Comandante amado nunca te olvidaremos!