Por Chela Vargas|4-F (Opinión)

Un gran sentimiento de unidad y de espíritu patriótico fueron los aspectos mas importantes que envolvieron la euforia del triunfo que se manifiesta por todos los rincones de la patria el 23 de enero de 1958. La dictadura había negado todo tipo de libertades. Arrinconado, maltratado y reprimido, el pueblo fue construyendo en el fragor de la lucha clandestina diferentes maneras de organizarse con participación de todos los sectores conscientes empeñados en el rescate de la dignidad. Pero este espíritu quedó represado e inhibido con el advenimiento de la democracia representativa, consagrada en el Pacto de Punto Fijo.

Liderando este pacto, Rómulo Betancourt reprime y divide el movimiento popular e impone en el poder una élite clientelar y corrupta que margina de nuevo al pueblo, excluyéndolo de toda participación en la toma de decisiones e instaura 40 años de pobreza y saqueo.

Esta estructura se resquebraja mortalmente con el levantamiento militar del 4 de febrero. Un grupo de militares bolivarianos, conscientes de la necesidad de poner fin a esta falsa democracia, protagonizan un gesto heroico signado por valores de sensibilidad social y humana, sinceridad, transparencia y responsabilidad.

El apoyo mayoritario del pueblo en las elecciones de 1999 y 2000 al comandante Hugo Chávez significó consustanciarse con estos nuevos valores. Se inicia así el proceso constituyente para construir la democracia participativa y protagónica.

Pero, las élites engreídas en sus privilegios continúan intentando reconstruir su pasado nefasto utilizando la violencia, el sabotaje, la mentira y la maldad. El 11 de abril las cúpulas fascistas y racistas de Fedecámaras y la CTV, con el apoyo de sus amos foráneos, impusieron por la fuerza en el Palacio de Miraflores a un dictadorzuelo por un día.

Como respuesta, la acción pacífica cívico-militar del 11/A: el pueblo y sus soldados, en aguerrida multitud, tomó las calles de los pueblos, por todos los rincones, para rescatar su proceso constituyente y reponer a su Presidente. Fue una nueva demostración de la fuerza de ese espíritu de unidad, conciencia, solidaridad y honestidad. Una gesta inédita que trascendió al mundo admiración y respeto.

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