Según estos documentos, manifestados por las víctimas y unos pocos militares de aquel entonces, se reveló que el Reino Unido desempeñaba un papel muy influyente y secreto en la tortura de los encarcelados.
El entonces Gobierno de la década de 1970, estaba envuelto en una dura lucha contra los guerrilleros izquierdistas, así como dirigentes sindicales, periodistas, y casi cualquiera que presentara alguna opinión opuesta.
Por otra parte, este régimen dictatorial torturaba a los opositores en las cárceles militares, a través de golpizas severas, choques eléctricos, en las que se colgaba a la persona durante horas.
Según esta evidencia, el nuevo método de tortura se conocía como “el sistema inglés”, porque los que la practicaban recibían las técnicas de interrogatorio de los maestros británicos.
El coronel Paulo Malhaes, conocido como uno de los más temidos torturadores, dio 20 horas de testimonio de haber mutilado y asesinado a sus víctimas.
«En esas cárceles con puertas cerradas, uno puede modificar el calor, la luz, todo adentro de la prisión (…) la idea vino de Inglaterra» declaró Malhaes.
Asimismo, ha confesado que los autores aplicaban torturas psicológicas, las que parecían más eficaces que las físicas.
«Para él, lo mejor era la tortura física. Cuando una persona estaba en un lugar secreto, era más rápido obtener información. Él había estudiado también en otras partes pero dijo que Inglaterra era el mejor lugar para aprender», anunció Nadine Borges, la fiscal que tuvo conversaciones con este coronel.
Malhaes fue asesinado en un asalto en su casa, poco después de dar ese testimonio.
El Gobierno del régimen militar que se prolongó 21 años en Brasil no es tan conocido en el extranjero como el de Argentina o Chile, pero también fue brutal. Durante este periodo, cientos perdieron la vida y miles fueron encarcelados y torturados.