Las primeras reacciones al discurso de proclamación de Felipe VI hoy mostraron la complejidad que acompañará su reinado en una España dividida en temas claves como la territorialidad y el tipo de Estado.
Casi coincidentemente con el llamado de Felipe VI a una España de unidad en la diversidad, concejales, alcaldes y parlamentarios vascos interrumpieron sus tareas habituales para reclamar la instauración de la república en esa región autónoma.
Pese a la distancia, los gritos de ¡Viva la república vasca! en idioma euskera, contrastaron con los de ¡Viva el Rey! durante la proclamación en Madrid del nuevo monarca.
El cambio de un Borbón por otro, nada de lo fundamental va a cambiar, afirmó el portavoz del partido nacionalista EH Bildu Hasier Arraiz quien predijo la continuidad del movimiento independentista en el País Vasco y Cataluña.
Los tímidos aplausos del presidente catalán, Artus Mas, en la ceremonia, provocaron críticas de la presidenta del Partido Popular en esa comunidad, Alicia Sánchez-Camacho, quien lo acusó de no haber estado a la altura de su responsabilidad.
Tanto Mas como el jefe del gobierno vasco, Iñigo Urkullu, se destacaron por la brevedad de sus aplausos y la poca atención a los actos que ponen fin al relevo de la Corona iniciado el pasado 2 de junio con la abdicación del rey Juan Carlos.
En Madrid varias personas fueron detenidas por portar símbolos republicanos o pedir la instauración de la república, luego que las autoridades de la ciudad prohibieron manifestaciones públicas con excepción de las de apoyo a la monarquía.
Las demostraciones habían sido convocadas para reclamar un referendo entre monarquía y república, pero no fueron autorizadas, mientras la policía anunció que no permitiría la exhibición de símbolos republicanos durante la ceremonia.
En las redes sociales el diputado de Izquierda Unida Gaspar Llamazares consideró vacío el discurso de Felipe VI, pues no aludió -dijo- a un compromiso de transparencia, lucha contra la corrupción ni respeto a la Justicia.
Estas y otras opiniones que dejan entrever poca confianza en el nuevo Jefe de Estado, contrastan con criterios como los del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien consideró que la sucesión demuestra la existencia de una Constitución que se cumple.