Guerras del pueblo de Néstor Rivero|Crítica y liderazgo (Opinión)

Es indudable que la circulación amplia de planteamientos críticos honestos cumple una función benéfica en todo proceso revolucionario.

Y en el caso del proceso bolivariano -inspirado tanto en el legado moral y pulcra actuación del Libertador Simón Bolívar entre 1810 y 1830, así como en la del continuador de aquella llama, el comandante Hugo Chávez- dicha amplitud de circulación define un rasgo fundamental para los nuevos ciclos de construcción de sociedades posibles que es rasgo ínsito a la propuesta de socialismo del siglo XXI: humanismo en los fines y en los medios a utilizar para la realización de aquellos.

En este sentido se hace necesario reconocer recientes afirmaciones del presidente Nicolás Maduro en cuanto a que “…el comandante Chávez construyó junto a los venezolanos un poderoso proyecto nacional revolucionario, que hizo posible que la democracia del siglo XXI tenga un fuerte liderazgo colectivo formado por el pueblo, y es allí donde radica la efectividad del proceso socialista revolucionario”.

Y dicho proyecto revolucionario se viene amasando con dos grandes componentes: uno, configurado por realidades fácticas, el gigantesco pasivo social y de desigualdad heredado de la IV República, el cual viene siendo transformado por las misiones, la destinación de la renta petrolera al desarrollo humano y la inclusión como doctrina constitucional, así como por los esfuerzos para asegurar eficiencia y efectividad en la gestión gubernamental. Aunque en este último renglón hay mucho que hacer todavía.

Y otro, las ideas que nutren el sueño de una sociedad posible, ideas que no pueden limitarse a solo obra material de gobierno y lo coyuntural, con lo importante de ambos aspectos. Ideas que deben apuntar también al largo tiempo y al ancho escenario territorial de la pluripolaridad, como se recoge en las líneas del plan de la patria. Ideas que atienden a la capacidad autocrítica, de formación y autocorrección del cuadro y militante, así como en la configuración de modelos e instancias para el debate y el ejercicio de reparos honestos.

El liderazgo del presidente Maduro, en aras de fortalecer el proceso iniciado en 1999, tiene sobre sus hombros la dura necesidad de dar articulación a dos grandes dos torrentes en esta Venezuela bolivariana: la que se expresa en cada UBCH, Comuna o Consejo Comunal de una parte, y las instancias del GPP e intelectuales. Y ha mostrado aptitud y talento para ello.

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