El invitado participa como jurado en el Festival de Cine Venezolano de Mérida|Julián Gil: no hay imposibles en el séptimo arte

Estudiantes y futuras realizadoras y realizadores que se dan cita esta semana en Mérida para participar en la décima edición del Festival de Cine Venezolano, recibieron ayer (martes) una buena dosis de optimismo durante un conversatorio sobre las posibilidades de la producción independiente, a cargo de Julián Gil, cineasta argentino de 28 años de edad que participa como jurado de la competencia oficial del certamen nutrido en esta oportunidad con 13 largometrajes de ficción.

De hecho, el mensaje medular de la intervención de Gil, con base en su propia experiencia, es que “en la realización cinematográfica hay imposibles. Nunca debemos limitar la idea o el guión pensando en lo que se pueda llegar a conseguir o no. Primero tenemos que intentar conseguirlo antes de darle un giro a la propuesta para ver cómo se puede resolver”, contó el director invitado a la fiesta cinematográfica como representante de la hermana República de Argentina.

Más allá del discurso, Julián Gil pone como ejemplo palpable su propia experiencia en la realización de sus dos primeras obras, la última de ellas próxima a estrenarse en el Festival de Cine Independiente de Mar del Plata, en agosto.

Después de ejercitarse con varios cortometrajes y para concluir su formación académica, Julian Gil y Marcelo Cancinos, decidieron recrear en el contexto actual, en Mar del Plata, la célebre historia El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde, de Robert Louis Stevenson.

“No teníamos nada de presupuesto y de las 16 personas que comenzamos en el proyecto, desertaron 13, porque decían que era imposible, que no lo podíamos lograr”, recordó el argentino.

El mediometraje que requería, entre otras cosas, la presencia de un camión de bomberos y una ambulancia, no solamente se realizó con un escaso presupuesto cercano a los 500 dólares, se llegó a distribuir en salas de Estados Unidos, y estuvo durante dos años consecutivos dentro de la programación del Festiva Internacional de Cine de Cannes, uno de los escenarios más prestigiosos del mundo. “Y surgió como una tesis de grado, hecha por tres personas”, remató.

Su segundo proyecto, del cual los estudiantes asistentes al festival de Mérida tuvieron la oportunidad de ver un fragmento, se titula Perímetro 7, un relato contado en un plano secuencia (sin cortes) de una hora y media de duración. La propuesta, si bien tiene destacados antecedentes, cuenta con unas 13 locaciones diferentes e incluye la participación de unos 300 extras.

Por si todo eso no fuera ya extraordinario, la obra que costó aproximadamente 700 dólares, cuenta la historia de un grupo de personajes que intentan escapar de un ataque de zombis en Mar del Plata.

En la película “una especie de virus se comienza a propagar y un grupo de personas se juntan por el desastre y comienzan a escapar del ataque zombi. Terminan llegando al último refugio que queda en pie, que es el Perímetro 7. La historia se concentra en ese grupo de sobrevivientes, como van congeniando entre ellos y cómo evoluciona la relación en estas personas que representan valores distintos cada uno de ellos”, adelantó el realizador.

Durante el conversatorio, Gil contó que la obra producida en espacios públicos se tuvo que rodar una sola noche, en una sola toma.

“No podía salir nada mal porque no teníamos más recursos. Es la primera película que se hace en colaboración con la alcaldía de Mar del Plata. Firmamos un convenio en el que ellos se comprometieron a colaborar con nosotros en todo lo que estaba a su alcance. Cerraron varias cuadras para nosotros y nos dieron permiso para usar lugares especiales como la estación de trenes, por ejemplo”, contó Gil.

Para lograr esta película, fue necesario un proceso de ensayos durante unos ocho meses, y visitar puerta por puerta en todas las casas que formaron parte de las locaciones.

A pesar de todos los esfuerzos, el realizador estaba consciente de las altas probabilidades de que algo saliera mal. Incluso buscó el apoyo de otros directores para dirigir a los extras en cada locación y elaboraron protocolos de acción en caso de surgir algún imprevisto.

“Eran muchos detalles, cualquier cosa podía pasar. Como por ejemplo, que a alguien se le ocurriera sacar a pasear a su perro a las 3:00 de la madrugada… y de hecho pasó. Por eso era necesario ensayar tanto y cuidar la mayor cantidad de detalles posible”, confesó.

Según el director y productor, los participantes en Perímetro 7, confían en que la pieza pueda generar gran interés del público y especialmente en los festivales, por ser algo “distinto y novedoso”, al menos desde la técnica.

“Puede ser que no guste la estética o los diálogos, pero la forma como está hecha seguramente va a llamar la atención y despertar el interés”, vaticinó el argentino.

CÓMO LOGRARLO

Para el realizador, los caminos del cine independiente son, principalmente, la colaboración entre los mismos realizadores, en todas las formas que sea posible, y la insistencia en la búsqueda del apoyo de instituciones públicas y privadas, el cual no necesariamente debe ser de carácter económico.

Además, Gil resaltó que resulta imprescindible para el cine independiente el estricto rigor a la hora de emprender un proyecto, la pasión y la constante formación y mejoramiento de las técnicas.

T y F/ Luis Jesús González Cova