El seminario reunió a especialistas nacionales e internacionales|Investigadores y escritores reflexionaron sobre la telenovela como hecho cultural en Venezuela

Con el propósito de analizar, debatir y reflexionar sobre la realidad de los dramáticos en el país, se realizó ayer (viernes) el primer Seminario Nacional del Observatorio Iberoamericano de Ficción Televisiva: La telenovela es cultura: El legado de la ficción seriada en Venezuela.

El auditorio de la sede principal del Banco Mercatil fue el escenario donde se llevó a cabo la actividad, organizada por el Instituto de Investigaciones de la Comunicación (Ininco), de la Facultad de Humanidades y Educación, de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y el Observatorio Iberoamericano de Ficción Televisiva (Obitel).

Alí Rondón, Tulio Hernández, Martín Hahn, Eduardo Caballero Ardila, Morella Alvarado, Luisa Torrealba y María José Masanet, proveniente de la Universidad Pompeu Fabra de Cataluña, España, fueron los especialistas que participaron en el encuentro.

En el seminario el debate se abarcó temas como el panorama audiovisual venezolano, las políticas públicas y el marco regulatorio para la televisión, las tendencias dramáticas de la producción de ficción en el país y el legado cultural de las telenovelas en Venezuela. Asimismo, las y los participantes conocieron la nueva realidad de la televisión venezolana, a propósito del surgimiento de la Televisión Digital Abierta (TDA).

PANORAMA HISTÓTICO

El ensayista y docente Carlos Guzmán se encargó de abrir el seminario con una ponencia en la que se paseo por la telenovela venezolana desde los años cincuenta hasta la actualidad. Al inicio de su intervención recordó a la escritora y guionista cubana Delia Fiallo, y la influencia que representó para la televisión de ficción en Venezuela. Mencionó que la creadora cubana estuvo dedicada por mucho tiempo a realizar novelas en el país, entre ellas: Lucecita, Esmeralda, Topacio, Peregrina, La zulianita, Cristal, Leonela, Kassandra, entre otras, las cuales fueron seguidas “fielmente por el público” criollo.

Por otra parte, sostuvo que la primera serie que, estructuralmente fue una novela se conoció con el nombre de La criada de la granja (1953), transmitida por Televisa, hoy conocida como Venevisión, de lunes a viernes en capítulos de 15 minutos.

El investigador mencionó que para la década de los cincuenta la telenovela criolla estaba marcada por dos estilos. Uno relacionado con lo tradicional- clásico donde se manejaba el argumento de la joven humilde, que se traslada del campo a la ciudad y se consigue con “un señorito” con el cual se empareja, luego de luchar y sufrir.

Mientras, que el otro estilo se acercaba a la estructura documental del teatro. “Utilizaba elementos cercanos a la cinematografía clásica, manejando distintos sitios narrativos”, ejemplo de esto, las producciones: La esquina (1955) y Romelia (1957), ambas de Román Chalbaud.

El ensayista señaló que en la dictadura de Marco Pérez Jiménez se prohibió la transmisión de novelas elaboradas por escritores vinculados a la oposición de su mandato como Rómulo Gallegos y Miguel Otero Silva.

Sin embargo, luego de la caída del régimen, en 1958, se comenzó a trabajar en novelas costumbristas, históricas y románticas. Posteriormente, entre los años 1961 a 1972, llegó el videotape “eso significó que, en vez de un programa al día en vivo, se hacían cinco. En esta época los dramáticos comenzaron a ser adaptaciones de la realidad venezolana y de la literatura universal”.

Guzmán destacó que el verdadero acontecimiento mediático llegó en el año 1965 con la novela El derecho de nacer, protagonizada por Raúl Amundaray y Conchita Obach. Esta producción se transmitió por Radio Caracas Televisión (RCTV) y “duró en el aire 2 años, 2 meses, 8 días y 2 horas”.

Otros éxitos fueron: Renzo, el gitano; Cristina, La usurpadora, Sacrificio de mujer, La Indomable, Raquel y la Italianita. Todas difundidas por RCTV.

LA NOVELA CULTURAL

Carlos Guzmán mencionó que en la década de los setenta se produjo un salto “de la censura a la novela cultural”. Explicó que a partir de 1972 los dramáticos nacionales sufrieron un cambio sustancial debido a las normativa gubernamentales. Las novelas se trasladaron al horario nocturno. Hecho que vino acompañado por una promulgación del Ejecutivo que sostenía que cada canal de televisión debía proyectar en sus pantallas dramáticos con contenido cultural.

Es en este momento que sale a la palestra Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos, la cual se convirtió en un éxito nacional y fue la primera telenovela exportada a Europa. Se sumó luego Boves, el urugallo, de Francisco Herrera Luque; La trepadora, Pobre negro, Canaima, entre otras.

TEMA OPORTUNO

Por su parte, la profesora Morella Alvarado, coordinadora del seminario, indicó que la discusión sobre el legado de la telenovela y los programas de ficción “resulta oportuna en el actual contexto venezolano, en el que prevalece un marco regulatorio claro para la televisión que a su vez es restrictivo para la presentación de determinados contenidos audiovisuales, especialmente para los contenidos violentos y cuando se responsabiliza a la televisión por los altos índices de violencia que se han registrado en los últimos años en el país”.

T/ Patricia Pineda
F/ Girman Bracamonte