La ciudad estadounidense de Ferguson, en el estado de Missouri, ha vuelto a ser escenario de represión de activistas que han decidido desafiar el estado de emergencia decretado el sábado por el gobernador de Misuri, Jay Nixon.
Oponiéndose al toque de queda, cientos de manifestantes exacerbados han salido a las calles de Ferguson, para exigir que se haga justicia en el caso del fallecido Michael Brown, luego de que la policía divulgó un informe acusando al joven afroamericano de robar cigarrillos.
Según informan los medios, la Policía de Ferguson ha lanzado granadas lacrimógenas y bombas de humo para dispersar a los participantes en la acción de protesta.
«El toque de queda va a empeorar las cosas», ha opinado el activista Phonso Scott. «Creo que los policías se van a poner violentos esta noche, pero no nos pueden encerrar a todos, ha asegurado.
Mientras la Organización de las Naciones Unidas (ONU) expresó el miércoles su preocupación por el aumento de la discriminación racial en EE.UU., el jefe del Comité de Exteriores de la Duma Estatal (Cámara Baja rusa), Alexei Pushkov, consideró el viernes que la represión que se está ejerciendo contra los manifestaciones en esta pequeña urbe constituye una violación flagrante de los derechos humanos.