Un cohete no tripulado de la empresa estadounidense SpaceX explotó el viernes cuando realizaba un vuelo de prueba en Texas (sur de EE.UU.).
El incidente no dejó heridos y ocurrió tras registrarse una anomalía en el sistema del aparato, hecho que lo destruyó automáticamente.
«Durante el vuelo, se detectó una anomalía a bordo del aparato y el sistema de autodestrucción abortó la misión de forma automática», señaló en un comunicado la empresa.
SpaceX busca conseguir la tecnología para desarrollar aparatos capaces de transportar astronautas a la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés), con el objetivo de competir con la empresa rusa Soyuz, que tiene el monopolio de los vuelos espaciales tripulados en el mundo.
Por cada astronauta que los rusos envían al espacio, Estados Unidos debe abonar 70 millones de dólares.
Los científicos espaciales estadounidenses han incrementado sus esfuerzos para, en el menor tiempo posible, poner en vuelo una nave espacial capaz de enviar astronautas a la ISS, después de que las tensiones entre Moscú y Washington subieran de voltaje a raíz de la crisis en Ucrania.
La Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio de Estados Unidos (NASA, por sus siglas en inglés), para 2017, espera tener disponible un nuevo modo de transporte tripulado, que no dependa de los rusos.