Este domingo cuando se conmemoran 40 años del asesinato del fundador del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR) de Chile, Miguel Enríquez, el presidente de la República, Nicolás Maduro, destacó que su legado representa «la voluntad invencible de los pueblos de América Latina».
En carta enviada este domingo a Marco Enríquez, hijo del insigne revolucionario chileno, el mandatario nacional recordó el liderazgo de quien intensamente «luchó para fomentar los conceptos de unidad y accionar organizado y coordinado de toda la izquierda, en función de la defensa de las conquistas del pueblo chileno».
Enríquez, quien enfrentó «duras batallas contra quienes se ensañaron en perseguir a todo un pueblo con ansias de libertad», fue asesinado el 5 de octubre de 1974 por las tropas fascistas del dictador Augusto Pinochet.
A continuación la carta íntegra, publicada por el Ministerio para la Comunicación e Información:
Nicolás Maduro Moros
Presidente de la República Bolivariana de Venezuela
Caracas, 4 de octubre de 2014
Estimado
Marco Antonio Enríquez-Ominami
Presente.-
Apreciado amigo Marco, hermanos de Chile.
He querido escribir un breve mensaje que te lleve a su vez el encargo de los compatriotas venezolanos de este suelo chavista y bolivariano, en esta fecha en la que recordamos a tu padre, el gran luchador, el héroe chileno Miguel Enríquez, al cumplirse hoy el cuarenta aniversario de aquella desigual batalla en la que un hombre en solitario enfrenta a un contingente de sus ejecutores.
La juventud de izquierda venezolana de los años 70 y 80 se forma bajo la impronta y ejemplo de antiimperialismo de Miguel, que a sus treinta años ya había enfrentado duras batallas contra quienes se ensañaron en perseguir a todo un pueblo con ansias de libertad.
Como dirigente máximo y fundador del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), hasta el día de su muerte trabajó intensamente para fomentar los conceptos de unidad y accionar organizado y coordinado de toda la izquierda en función de la defensa de las conquistas del pueblo chileno.
Reconocido por su verbo claro y certero, por la oratoria que conquistaba a las masas por su mística y profundo compromiso patriótico. Su determinación, arrojo y valor le granjearon la admiración de líderes de la talla del Comandante Fidel Castro.
Quienes lo conocieron hablan de un joven preciso en el juicio, implacable en el razonamiento, impaciente ante la injusticia.
Recogiendo las palabras del propio Miguel quiero rendir homenaje «…en primer lugar a Salvador Allende que entregó su vida defendiendo sus convicciones y a los miles de héroes y mártires que en calles, plazas, fábricas, poblaciones y campos de Chile, de todas las organizaciones de izquierda y a los trabajadores que derramaron su sangre combatiendo al fascismo» como mencionara en una entrevista privada en agosto de 1974.
A cuarenta años de su muerte, Miguel Enríquez, representa, como el Che, Sandino, Salvador Allende, Hugo Chávez o Fidel, la voluntad invencible de los pueblos de América Latina. Personas de la talla de Miguel Henríquez, del Comandante Hugo Chávez, Manuelita Sáenz y otras líderes que llevaron en sí una moral tan necesaria en estos tiempos, que se constituye en el arma más fuerte contra el neoliberalismo, una moral capaz de entregarlo todo por el bien común.
Corresponderá a las nuevas generaciones, a los nuevos liderazgos que dejan de lado la vieja política, que analizan los errores, tomar las banderas que Miguel levantó por la construcción de una vida más justa e incluyente. El legado, los sueños inconclusos de hombres como Miguel, Allende y el Che sirvan de abono para los caminos por recorrer. Miguel, eternamente joven, dejó pendiente batallas irrenunciables por la justicia y la dignidad, la libertad y la justicia social para el pueblo por el que tanto luchó, y al cual ofrendó su vida y sus anhelos.
Querido Marco, me despido permitiéndome citar al ilustre poeta y escritor revolucionario chileno Gonzalo Rojas en uno de sus homenajes al rebelde y valiente Miguel Enríquez:
«Miguel lo es todo, para quienes lo vimos ir y venir, en ese Concepción y en ese Chile portentoso de la década de los sesenta, y antes lo vimos y lo vamos a seguir viendo siempre, y se nos aparece como figura necesaria en el horizonte libre de nuestra América, con el Che, con el Bolívar, con el Simón Rodríguez que le enseñó por dentro a leer a Simón Bolívar y me callo, porque Miguel es Miguel y en vuestra historia será y estará siempre».
¡Pueblo, conciencia y fusil! Mir! Mir!
Un saludo valiente al pueblo chileno desde la República Bolivariana de Venezuela donde hoy levantamos victoriosas las banderas del socialismo. La victoria del pueblo venezolano es la victoria de Miguel y de todos los mártires del socialismo, así como de las causas nobles del mundo.
¡Que viva Miguel Enríquez!
¡Hasta la victoria siempre!
Venceremos
Nicolás Maduro Moros