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Para Ernesto Fuenmayor, secretario general de la Asociación Venezolana para el Avance de la Ciencia (Asovac), capítulo Caracas, llevar a cabo la refundación del IVIC sin antes haber realizado un amplio proceso de consulta entre la comunidad que lo integra, pone en riesgo su funcionamiento. “Podemos terminar con otro organismo inactivo, con sus laboratorios y centros cerrados”, avizoró.
Según el físico y docente universitario, resulta equivocado pensar que los grandes problemas que el país afronta en el siglo de la información y de los desarrollos acelerados, tengan soluciones artesanales. “Apoyamos activamente la difusión de la ciencia a todo nivel”, ratificó.
Asevera que privar de los beneficios del conocimiento científico, resquebrajando de esta forma un instituto exitoso, “solo perjudicará a quienes más necesitan el poder de la ciencia y la tecnología”. Ese hecho, en su opinión, implicaría perder en poco tiempo los esfuerzos realizados en más de medio siglo.
“Un instituto como el IVIC no se declara, se construye. Además, no podemos estar refundando todo a cada rato, y menos lo que viene operando adecuadamente. Si lo hacemos corremos un gran riesgo”.
TRAYECTORIA EXITOSA
Recordó que, en sus más de 56 años de existencia, el IVIC ha cumplido con los objetivos para cuales que fue creado y que hoy en día siguen vigentes: “investigación, desarrollo tecnológico e innovación, democratización y divulgación de la ciencia, formación de capacidades humanas al más alto nivel académico, prestación de servicios y asesorías a la comunidad”.
Por el cumplimiento de estos objetivos, agrega, se han resuelto problemas en biomedicina y médico-asistenciales, de contaminación ambiental, de tecnología en el sector petroquímico, de desarrollo tecnológico general, de nutrición, tecnología nuclear, de estudio y protección del patrimonio histórico y de diversidad sociocultural, entre otros.
Además, añade que el IVIC ha desarrollado técnicas, medicamentos, tecnologías y evaluaciones en áreas como la genética, la ecología y la zoología, y profundizado en otras especialidades como la mecánica cuántica y la nanotecnología. La institución también ha avanzado mucho en lo que respecta al área de antropología, atendiendo a miles de ciudadanas y ciudadanos, y prestando servicios y asesorías a entes gubernamentales y empresas del sector productivo nacional.
CIENCIA QUE EXIGE
Fuenmayor dice que la conversión del IVIC “en una institución político-comunal”, figura que según su criterio está plasmada en la propuesta de ley, no es conveniente para el desarrollo del conocimiento del país. “Un proyecto de investigación bien sustentado y con posibilidades de éxito, no es posible si el profesional de la ciencia responsable no ha cumplido con una formación adecuada, que generalmente ocupa muchos años de su vida”, asintió.
Refiere que la ciencia exige de quienes la cultivan, estudio, capacitación, dedicación y apego a la búsqueda del conocimiento. “Si uno tiene el conocimiento y la preparación puede hacer investigación y generar nuevos conocimientos. Si no se tiene, pues hay que buscar la manera de capacitar e instruir a nuevos investigadores”, añadió.
En su opinión, no pueden excluirse de las decisiones relacionadas a la ciencia y la tecnología a quienes están entrenados para desarrollarla. “Yo soy Físico. No trabajo en obras de ingeniería civil o arquitectura. Sería equivocado que yo asumiera un proyecto y decidiera, por ejemplo, quién es el maestro de obras y cuál es el procedimiento para realizar cómputos métricos, cuando no tengo claridad del papel de cada profesional”, reflexionó.
RECONSIDERACIÓN DE ARTÍCULOS
Mencionó que para que la ley sea aplicable se tendría que hacer una reconsideración casi total de su articulado, con las consultas respectivas. El artículo 3, por ejemplo, plantea la suplantación del Ivic por una institución cuyo valor es la construcción del socialismo. En su criterio, ese no es su verdadero fin: “El Ivic es un instituto de investigación y si ésta se hace correctamente apoyará a la nación completa, no a un sector de la misma”.
Además mencionó que en el artículo 4 se establece la obligatoriedad de mantener relaciones con las comunidades, lugares sagrados y de culto. Sobre esto hay que ser muy conciso, dijo. “El objetivo del IVIC es desarrollar las tecnologías y los conocimientos científicos que generarán bienestar y mejoras en la población, por tanto, ese trabajo será para las comunidades”.
El vocero asegura que no existe un proyecto en el IVIC que no tenga un fin social y que su objetivo final no sea más que la construcción de un mejor país. “Existen estudios que ha contado con la participación de muchas comunidades como norte para la ejecución de sus proyectos en las áreas de salud, educación intercultural, historia y ecología humana, entre otras, pero eso no significa que la comunidad es quien maneja los equipos en los centros de investigación”, asintió.
También esgrime que el proyecto de ley ignora por completo la implementación de la democracia participativa, a pesar de estar explícitamente mencionada en el artículo 2 del mismo. Además deploró que en este se haya eliminado la consulta de cualquier tipo para la designación del director del Instituto, así como el requerimiento de que el subdirector (o en este caso, los tres subdirectores) deba ser investigador del Instituto.
A su parecer, hablar en la ley de causales de despido o remoción al personal científico que apoye o participe en actividades o manifestaciones que lesionen los principios constitucionales es un planteamiento muy vago y peligroso. “¿Una manifestación política entra aquí? No lo sé. Ni sé quién decidirá cuando algo lesiona los principios. Todo eso se pudiera interpretar a conveniencia”, cuestionó.
URGE REUNIRSE
Ernesto Fuenmayor afirma que para desarrollar políticas científicas y cambios adecuados que mejoren la actividad de investigación en Venezuela “se debe empezar por consultar y discutir con las personas directamente interesadas y capacitadas” para realizar modificaciones institucionales como las que se proponen en el proyecto de ley.
Esgrime que quienes se han manifestado claramente en contra de la nueva ley, no lo han hecho simplemente por oponerse a las políticas, sino porque perciben que las mismas “irán en detrimento de la generación de ciencia y tecnología”.
En ese sentido, propone que las voceras y los voceros del Gobierno, promotores de la ley, se reúnan con las y los investigadores del Ivic, que se retome el contacto con las universidades y que se apoyen fervientemente las actividades de investigación, generación de conocimientos y desarrollo de diversas tecnologías.
“Todo conocimiento es útil, a veces no nos imaginamos en qué se puede traducir, pero las aplicaciones luego resultan infinitas. Si queremos más investigadores pues tenemos que formarlos en los institutos, como el IVIC, y en las Universidades. Esa es la única manera de avanzar”, puntualizó.
El secretario de Asovac refirió que esta y otras organizaciones pueden servir de enlace para “crear puentes y lograr establecer una mejor comunicación”, evitando con ello menos confusiones y enrumbando la ciencia y la tecnología hacia un futuro mejor.