Pasado, presente y futuro | El opositor converso (Opinión)

Durante estos últimos años se ha venido registrando un fenómeno en la cultura política del venezolano un tanto curioso. No es otro sino la forma tan libertina con que algunos compatriotas han venido cambiando de tendencia política.

Es decir, a veces sin mucha reflexión un ciudadano afecto al ideal bolivariano revolucionario decide cambiarse al bando opositor y viceversa.

¿Las razones? Solo ellos las sabrán.

Lo cierto del caso es que cuando un “revolucionario” toma tal actitud, está demostrando que nunca lo fue en realidad, porque aquel que está plenamente convencido de sus ideales nunca los abandona, al menos que haya sido un burdo panfletario.

Es posible y también válido que desde su óptica esté en cierto desacuerdo con alguna acción de nuestro Gobierno Bolivariano, pero lo incomprensible es que este sujeto termine siendo franco y abierto opositor al proyecto en el que algún día “creyó”.

Incluso es posible que deje de creer en algunos camaradas del Gobierno, pero lo que nunca debería suceder es que deje de pertenecer a la izquierda revolucionaria para convertirse en un acérrimo apologista de la derecha despótica que siempre nos ha explotado, oprimido y despreciado.

Esto presupone que parte de nuestra masa revolucionaria en cierta medida está mayormente inclinada hacia los factores pragmáticos y un poco relegada del plano formativo. Debe haber un equilibrio en la teoría y la práctica para tener como resultado una eficiente praxis revolucionaria.

Allí la dirigencia de nuestro Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) ha demostrado que está interesada en superar este desafío; sin embargo, aún falta mucho por hacer. Pero todo depende también de la misma proactividad del sujeto revolucionario, porque la autoformación y la formación colectiva es parte de nuestro accionar combativo y libertario.

Es mayor el número de camaradas compatriotas que no han fenecido, ¡ni lo harán!, a la manipulación mediática en contra de nuestro proceso, producto de su alto nivel de conciencia. Claro, nos hemos formado en la escuela del comandante Hugo Chávez.

Ser revolucionario no es fácil. Hay que estar convencido, preparado y formado porque nuestra lucha es eterna, o por lo menos, hasta que sobreviva el capitalismo. Se es revolucionario en las buenas y en las malas. Tenemos algunas dificultades, pero las superaremos, porque “…en una revolución se triunfa o se muere…”, como dijo el “Che”, y nosotros ¡triunfaremos!

T/ Héctor Abache