Desde el triunfo del comandante Hugo Chávez Frías en diciembre 1998 sectores de la ultraderecha nacional e internacional han intentado por todos los medios interrumpir el proceso revolucionario y socialista surgido del pueblo venezolano y ratificado en 18 elecciones. Desestabilización, huelga nacional, golpe de Estado, paro petrolero, guarimbas, “la Salida” -con sus 43 muertes y más de 800 heridos y lesionados-, desabastecimiento inducido, etc. Y ahora un nuevo intento de golpe de Estado, usando un avión de guerra extranjero piloteado por miembros de la Fuerza Aérea Venezolana, para bombardear sitios estratégicos en Caracas y apoderarse así del Gobierno que preside nuestro colega, el líder obrero Nicolás Maduro Moros.
¿Será que el avance de la tecnología ha logrado que los aviones, bombas y balas sean tan inteligentes que su acción destructiva afecte únicamente a las mujeres y los hombres identificados con el proceso revolucionario y que los partidos y personas opositoras no sufran las consecuencias de tan bestial crimen? ¿O será que ya tienen preparados túneles especiales para guarecerse, y los cabecillas tengan listas sus visas diplomáticas para asilarse en embajadas comprometidas con la conspiración?
Uno se pregunta si acaso esos desadaptados no tienen familia o acaso les importa poco la cantidad de muertos, heridos y desaparecidos que ocasionaría esta acción; solo les importan sus intereses personales; buscan convertir el país en tierra arrasada y así vender sus riquezas a manos extranjeras, hacer desaparecer el esfuerzo y sacrificio de nuestros Libertadores así como las conquistas logradas por el Gobierno democrático, socialista y revolucionario; todo para satisfacer su sed de venganza y de sangre al no poder obtener, por medio de procesos electorales, el poder político que tanto ambicionan.
Afortunadamente, las fuerzas cívico-militares se mantienen férreamente unidas para defender al Gobierno legítimo y constitucional que nos hemos dado y exigen el fin de las contemplaciones y de la impunidad; se hace necesario enjuiciar y encarcelar a los implicados en estas acciones insurreccionales.
¡El país quiere paz, ya basta de matarnos entre hermanos, pensemos en nuestras familias y en el país en general!