Propone políticas afirmativas y cambios en los contenidos educativos, entre otros elementos|La población afrovenezolana trabaja para construir su agenda desde la base

La población afrovenezolana está construyendo su agenda desde la base, con una premisa clara: La de la “asociación de los colectivos de base con las instancias del Estado, porque no podemos avanzar el uno sin el otro”, como lo describe Francisco Tovar, coordinador de comunicaciones y relaciones internacionales del Consejo Nacional para el Desarrollo de las Comunidades Afrodescendientes de Venezuela (Conadecafro).

Con la Red de Organizaciones Afrovenezolanas “estamos impulsando el proyecto nacional de desarrollo integral afrodescendiente, con la visión de construir políticas que apoyen a las comunidades afrodescendiente mediante celebración de congresillos regionales para construir un plan”, destaca Tovar en entrevista con el Correo del Orinoco.

El proyecto de desarrollo integral lo construyen los colectivos afrovenezolanos y el Estado, resalta. El proceso comenzó en diciembre de 2014 “con el congreso afropolítico, con el que se dio el vínculo entre el Estado y la comunidad para definir políticas públicas”.

De acuerdo con el vocero, el plan debe estar listo a mediados de este año y en el contexto del decenio internacional de los afrodescendientes de la Organización de Naciones Unidas y el decenio de afrocaribeños y afrolatinoamericanos de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.

REINVINDICACIONES

Tovar hace énfasis en las necesidad de fortalecer la presencia afrodescendiente en el ámbito educativo, con la presencia afrovenezolana en los textos oficiales. “Queremos incluir los textos del profesor José Marcial Ramos Guédez en el pensum de educación media para desvincular los contenidos de los afrodecendientes de la visión folclórica”, sentencia.

También insiste en la importancia de aprobar políticas afirmativas: “La población de Bobures, en el Sur del Lago de Maracaibo, requiere ayuda especial con recursos e inversión en mayor cuantía. Políticas afirmativas, de entrada, en lo social, con inversión específicas para poblaciones afrovenezolanas”.

Para el dirigente es llamativo que no hayan sido considerados como comunidad para los consejos presidenciales de gobierno popular. “Estamos impulsando que se constituya; porque van a ser ley, tendrán una estructura y queremos ser incluidos. ¿Por qué vamos a ser excluidos otra vez?”, se pregunta.

También, señala Tovar, “estamos trabajando en el gabinete interministerial de entes que luchan contra la discriminación; es una instancia muy joven, formada en enero de este año”, que involucra organizaciones como la comisión presidencial contra la discriminación racial y el Instituto Nacional de Estadística. “El asunto de la discriminación es un eje transversal”, refiere, “y por ello que con este esfuerzo mancomunado se deben impulsar mejores condiciones de vida de los afrodescendientes”. Es por ello q ue también están en la semana de los derechos humanos de la Defensoría del Pueblo y participarán en el congreso de las mujeres venezolanas.

SE DISCRIMINA

Parece que la sola pregunta de si hay discriminación racial en el país es una forma de avalar un orden de cosas. Tovar responde sin titubeos: “Hay discriminación racial en Venezuela”, pero “con las salvedades del caso: no hay un apartheid ni nada que se le parezca, pero sí hay actitudes discriminatorias, acciones, formas de pensar que hacen sentir la discriminación de manera directa”.

Para el vocero de Conadecafro, la forma más clara de discriminación racial se ve en la exclusión social. En las cárceles hay afrodescendientes, y también en las zonas populares. “Eso habla de la discriminación. Eso obedece a una herencia producto de la esclavización. La forma como estamos organizados como sociedad deja la mayor carga sobre los afrodescendientes. Ha prevalecido ese coloniaje en las mentes de hombres y mujeres”, critica.

El rechazo lo ve, incluso, en las instituciones públicas, porque todavía “puede haber funcionarios públicos cuya mente sigue esclavizada; lo vemos en sus actitudes, en el lenguaje”.

La discriminación, argumenta, “se fundamenta en la ideología que establece la superioridad de una etnia sobre otra, los afrodescendientes somos concebidos como inferiores y eso se ve en la distribución de recursos públicos. Hay pueblos en Barlovento en los cuales ni siquiera hay servicios de electricidad en pleno siglo XXI, y es consecuencia de las estructuras mentales coloniales que pesan en quienes toman las decisiones”.

También, agrega, hay necesidades diferenciadas en el ámbito de la salud, pero “el sistema de salud está concebido de manera homogénea”. Los afro “tenemos propensión a sufrir de enfermedad cardiovascular con mayor frecuencia e intensidad, así como también de la anemia drepanocítica” y algunos problemas genéticos. “Hay que atender esa especificidad pero no se está haciendo. Se planteó una dirección de salud afrodescendiente en el ministerio de salud, pero hasta ahora no ha habido respuesta”, expone.

VOLUNTAD POLÍTICA

La persistencia de la discriminación tiene que ver, analiza el dirigente, con la voluntad política: “Hay acuerdos, hay instrumentos jurídicos pero no hay voluntad política para llevarlos a cabo. Tenemos la ley orgánica contra la discriminación racial, aprobada por unanimidad en la Asamblea Nacional, pero ¿se ha aplicado esa ley? ¿Ha servido para igualar las condiciones de los afro? Es por ello que, más que instrumentos, necesitamos voluntad política”.

Percibe que no hay sensibilidad para el problema porque “se parte de la trampa del discurso del mestizaje; se dice que todos nos queremos y siempre prevalece esa mentalidad de que somos una mezcla”. Incluso, enfatiza que las caricaturas racistas “evidencian la mentalidad racista de algunos medios de comunicación”. Tovar descarta que sea sátira y ratifica que es una señal de racismo.

Lo real, manifiesta, es que la sociedad “se organizó de forma tal que las diferencias raciales prevalecieron. Quienes están en pobreza extrema o en las cárceles no son caucásicos. Eso obedece a formas de organización social. Hemos sido adormecidos con discurso y trampas para que quienes estemos en la lucha por una sociedad igualitaria no peleemos”.

Defiende una idea: Hay que impulsar la sensibilidad. “El Estado debe ser el primero en promover la igualdad. Si suscribimos la Declaración de Durban, en la que se estableció que los negros seríamos llamado afrodescendientes porque el término negro se usó para animalizar y cosificar a los seres humanos secuestrados, mal pudiera llamarse a una persona heredera de esa trata como negro”, razona, en respuesta a quienes en Venezuela consideran que no debe emplearse el término afrodescendiente.

Al rubricar el compromiso de Durban “el Estado reconoció una opción, la afrodescendiencia, y por ello se aspira a que nos identifiquemos y reconozcamos”, pero “el mismo Estado no ha sabido promover esta reivindicación, no ha habido un rol eficaz en la promoción del término afrodescendiente”.

En el debate acerca del empleo del término negro o afrodescendiente Tovar subraya que es el Estado el que debe “fijar posición de manera contundente”. Una cosa, puntualiza, “es como cada quien se quiera reconocer de forma individual, y otra cosa es cómo el Estado reconoce. Además, la declaración de Durban pasó a ser ley nacional”. A su juicio es impensable que se reivindique la palabra “negro” si fue ideada “para animalizar”.

DE ABAJO HACIA ARRIBA

Para combatir lo que Tovar percibe como insensibilidad del Estado se precisa el trabajo de colectivos y organizaciones. “Las reivindicaciones se han logrado de abajo y hacia arriba”, expresa. “Se debe promover la igualdad social en términos reales, el trato igualitario, la inclusión de la cultura afrovenezolana”.

Cuestiona que la cultura afrovenezolana “haya sido reducida al ámbito folclórico”, porque “hay una visión folclórica de la africanidad, de la afrodescendencia” que desconoce todo el aporte afro a la filosofía, la política, la arquitectura. La visión eurocéntrica “pesa todavía en la formación ideológica; hemos sido reducidos a una visión folclórica”.

África “era un continente altamente desarrollado; las poblaciones africanas habían navegado mucho antes que los españoles, había avances en astronomía y avances en salud”, ilustra, pero todo ello “se se oculta y se invisibiliza en los textos con visión eurocéntrica”.

¿Qué deberían plantear los libros escolares? “Deberían reconocer la herencia africana, reivindicar que no pudo haber habido una república de Venezuela sin afrodescendientes”, señala. La historia lo muestra, pues como lo recuerda Tovar, “Petión le hizo ver a Simón Bolívar que debía incluir a los afrodescendientes. Nosotros luchamos por una causa pero de nuevo volvimos a ser excluidos”, deploró.

La realidad es que “tenemos patria por los afrodescendientes”, asevera. “Creemos que la reivindicación pasa por el reconocimiento de nuestro aporte a la construcción de una patria, de una identidad y una cultura”. Para el vocero es lamentable que la medicina ancestral africana se asocie con brujería, con algo negativo, porque se asume que “lo que no es católico es brujería, la espiritualidad africana se asocia con lo negativo”.

AVANZAR DE VERDAD

Tovar instó a divorciarse “de lo retórico y de los discursos” y a comenzar “a trabajar y a producir hechos”. Que el legado “sea hechos y no tanto discurso”; que sea “la aprobación de becas para estudiantes de Bobures, el inicio de una línea de atención en salud para afrodescendientes y el reconocimiento del Estado a los afrodescendientes igual que lo hace con los indígenas desde el punto de vista de la identidad”.

Siempre habrá, asevera, un decisor que defina qué va y qué no va. “Los cambios que requerimos son políticos y dependen de la voluntad de un tomador de decisiones”, remarca. Las comunidades afro luchan para ser oídas.

T/ Vanessa Davies
F/ Joel Aranguren