Por Ana Cristina Bracho|Sanciones y consecuencias (Opinión)

En menos de 72 horas el gobierno de la Casa Blanca impuso a dos Estados soberanos sanciones unilaterales. La primera ciudad capital seleccionada fue Caracas seguida casi de inmediato por Moscú. Estas acciones que configuran una acción desmedida traen consecuencias que son amplia y tristemente conocidas para el Derecho Internacional. En nuestro caso, son muchos los analistas que han denunciado como el ser catalogado de “amenaza” supone la activación de los mecanismos guerreristas en un país que aplica la antijurídica teoría de la Guerra Preventiva.

Ahora bien, sin negar la gravedad inusitada de lo anterior, las nefastas consecuencias de las sanciones no se agotan allí. Así por ejemplo, en 1997 el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas en el contenido de su Observación General N-8 denunciaba “…si bien los efectos de las sanciones varían de un caso a otro, el Comité es consciente de que casi siempre producen consecuencias dramáticas en los derechos reconocidos en el Pacto. Así, por ejemplo, con frecuencia originan perturbaciones en la distribución de suministros alimentarios, farmacéuticos y sanitarios, comprometen la calidad de los alimentos y la disponibilidad del agua potable, perturban gravemente el funcionamiento de los sistemas básicos de salud y educación y socavan el derecho al trabajo”.

En conclusión, en la escena internacional es conocido que las consecuencias de estas medidas de presión son la pauperización de las condiciones generales de un país.

En el caso ruso, las sanciones son directamente económicas al limitar expresamente la posibilidad de que algunas de sus instituciones bancarias principales tengan acceso a los mercados internacionales y para el caso venezolano, en principio, la sanción es política. Esto, con todas las zonas grises y negras que existen para determinar que algo político no es económico y viceversa.

Así las cosas, la reciprocidad exigida con el visado no es un acto más que simbólico cuando ante esta sanción Venezuela se reafirma en la lista de los Estados a evitar, contrastando con Colombia –donde las sistemáticas violaciones de derechos humanos tan solo superan las que tuvieron lugar en la Colonia- que se blanquea en las listas del turismo internacional.

Con estos acontecimientos el semblante del Mapamundi es tan sombrío como podía pensarse que podría llegar a ser desde hace unos años: ¿Gran depresión? ¿Muerte de un sistema? ¿Sucesión de imperios? Ante cualquier duda la afirmación de la independencia, nuestroamericana y valiente es la única alternativa.

@anicrisbracho