“Hacer un trasvase inmediato al libre mercado es imposible en una economía como la venezolana con el carácter especulador que tenemos en las estructuras de costos de algunas empresas”, sostiene el economista Eddy Aguirre. Hacerlo en este momento, analiza, “provocaría una escalada inflacionaria que, más que beneficiar, perjudicaría a la población”.
Lo que si sería factible, acota, es tratar de ir a una unificación cambiaria que obedezca a la racionalidad del mercado. “Nosotros hemos hecho algunas proyecciones y consideramos que un dólar entre 30 y 40 bolívares es el que debiera estar prevaleciendo en el mercado”, detalló el director de la Escuela de Economía de la Universidad del Zulia.
Dice que para enfrentar el impacto que esta medida pudiera generar, se efectuarían unas microdevaluaciones diarias, como las que ya se han hecho, fundamentadas en el comportamiento del mercado. “Allí se podría sopesar un poco este tipo de cosas”, acentuó, dado que esas microdevaluaciones a veces no llegan ni al 1%, sino a décimas. “Pero como son ajustes, puede haber apreciación también”, añade.
Sin embargo, acota que el comportamiento del mercado petrolero debería aportar elementos para mejorar la situación. De hecho, según proyecciones de la Agencia Internacional de Energía, “se estima que para mediados de julio tengamos una recuperación bastante significativa”, lo que según sus apreciaciones “nos pudiera dar una oxigenación mayor que sería aprovechada con este sistema marginal de divisas para ir haciendo el respectivo acople”.
EVITAR DEPENDENCIA
Sobre la posibilidad de dolarizar la economía, manifestó que eso comprometería nuestra soberanía, desde el punto de vista monetario, y nos haría depender del comportamiento de un tercer país. “Ese es un sacrificio que yo no comparto”, ponderó. A su parecer, más bien hay que evitar la dependencia directa de una moneda, “porque eso nos restaría autonomía financiera”.
Citó como ejemplo la situación que se vive actualmente en Grecia y en otros países de Europa, “donde ha habido una reversión al anclaje que tienen con respecto al Banco Central europeo, que los limita para hacer las políticas monetarias respectivas”.
En todo caso, lo que se pudiera evaluar, aduce, es no recurrir a los mecanismos tradicionales y ser más precisos en las estrategias: “Nosotros, por ejemplo, tenemos una mayor número de oportunidades con los países del Brics y en la nueva arquitectura financiera que hay en Latinoamérica”.
Sostiene que “allí podemos hacer uso de unas fuentes de financiamiento que son más idóneas, e irnos deslastrando de una moneda en específico, y depender más bien de una cesta de monedas que sean marcadores y estén en función de las relaciones económicas y comerciales que se tengan con esos países”.
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