El 28 por ciento de la población rural de Colombia, unos tres millones de pobladores, carecen este lunes de agua potable debido a la ausencia de acueductos, situación que los obliga a buscar el líquido en pozos improvisados y ríos.
Miles de personas radicadas en el campo colombiano aplican diversas variantes para paliar esa situación, como resultado se exponen a enfermedades al recurrir a alternativas inseguras para la salud, reveló el diario El Tiempo.
Tal panorama resulta más acentuado en las regiones del Atlántico y el Pacífico.
El reto grande está en la zona campestre, pues no hay un sistema integral que funcione, se trata de un retraso histórico, admitió la viceministra del sector, Carolina Castillo, citada por el rotativo.
Esas carencias dejan secos a muchos municipios de menos de 150 mil habitantes como Cisneros (Antioquia), pues a pesar de que lo cruzan 26 ríos y quebradas, se muere de sed, precisó el periódico de circulación nacional.
Según la experta sólo dentro de 10 años se podría llegar al 97 por ciento de cobertura de agua potable en esos sectores.
Castillo agregó que existe un diagnóstico sobre esa problemática por localidades, estudio que en su opinión constituye un buen paso inicial.
Al referirse a variantes para esos lugares mencionó a los pozos con bombas y las pilas públicas, entre otras iniciativas.
Adicionalmente la calidad del agua que recibe el campo colombiano no es la mejor, advirtió El Tiempo.
Un informe del Instituto Nacional de Salud (INS) evidenció que el 43,6 por ciento de sus habitantes usa agua baja en tratamiento o protección y el 23,3 por ciento la consume «cruda» o tomada directamente de las fuentes
En el caso de Colombia, las dolencias más comunes por esta causa son la hepatitis A, fiebre tifoidea y enfermedades diarreicas agudas, explicó el INS.
Este último padecimiento cobró las vidas de 117 niños menores de cinco años en el 2013.
En zonas críticas como La Guajira, a falta de respuestas estatales surgen iniciativas internacionales como la impulsada por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), que pretende abastecer a centros educativos.
El rezago en esos escenarios es muchísimo, reconoció Castillo quien aseguró que se está trabajando para corregir las deficiencias.
En contraste, el 97.2 por ciento de los asentamientos urbanos tiene acceso a agua potable.