Crónica de la Pachamama | Hipocresía usual y ordinaria (Opinión)

El 9 de marzo pasado, el presidente Barack Obama dictó una orden ejecutiva declarando a Venezuela como amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos. La orden era el preámbulo necesario a un nuevo conjunto de sanciones contra intereses venezolanos. El contenido del comunicado transitaba los lugares comunes con que el Gobierno estadounidense justifica su política intervencionista: violaciones de derechos humanos, persecuciones políticas, restricciones a la libertad de prensa, corrupción pública. La misma paja de siempre. Días después, la portavoz del Departamento de Estado provocaba las risas entre la prensa acreditada al afirmar que su país “no apoya cambios de gobierno por medios inconstitucionales”.

¿Le preocupan a la Administración estadounidense las violaciones de derechos humanos en sus vecinos del Sur? Desde hace meses, comunidades campesinas Nasa y unidades del Escuadrón Móvil Antidisturbios y Antimotines (Esmad) de la Policía Nacional de Colombia sostienen desigual enfrentamiento en el departamento del Cauca, suroeste colombiano. El pueblo Nasa denuncia el incumplimiento de los acuerdos firmados con el Gobierno de la nación, 24 años atrás, para la devolución de las tierras usurpadas por los terratenientes y forzadas a abandonar por la violencia paramilitar. Esas tierras se encuentran hoy en manos de la industria del azúcar. A la defensa de los intereses de las corporaciones azucareras se alistan el Ejército, el Esmad y los paramilitares. ¿Y qué dice Uncle Sam? Colombia es una nación amiga.

¿Y Venezuela? Venezuela posee las mayores reservas de petróleo probadas del planeta. Y es un país no alineado desde que el pueblo del libertador Simón Bolívar y el comandante Hugo Chávez alzó su voz y dijo basta. Escribía Richard Gott que con Chávez el petróleo comenzó a fluir hacia los barrios. Mal ejemplo para los paladines del neoliberalismo, si un país refractario a los mantras del FMI, del Banco Mundial o de la Organización Mundial del Comercio, demuestra que otras políticas son posibles.

Ocurrió en Cuba. Si el socialismo cubano estaba condenado al fracaso, ¿por qué el bloqueo? Ocurrió en Chile. ¿Un líder socialista aupado al poder desde las urnas? Había que poner fin a aquello. ¿Qué fue lo que dijo la portavoz del Departamento de Estado sobre no apoyar transiciones inconstitucionales? Está ocurriendo en Venezuela. Con sus contradicciones, el socialismo bolivariano continúa sumando victorias en materia de desarrollo. ¡Eso es inconcebible!

T/ J. A. Rodríguez Estévez