Hace 265 años vino al mundo en Caracas un niño llamado Francisco, teniendo por padre a un mercader de textiles y por madre a una panadera. Vilipendiado el padre por ser un isleño de Las Canarias, blanco de orilla que debía dedicarse al comercio para sostener a su familia; vilipendiada la madre por ejercer un oficio que no le generaba ninguna “estima social”, no cabía al hijo otro sino que el de resignarse al eterno vilipendio o… luchar contra una sociedad clasista y derribar las exclusiones que históricamente oprimían al pueblo. Optó por el difícil segundo camino y llevó la bandera de la libertad por tres continentes.
Sebastián Francisco de Miranda y Rodríguez, mucho más conocido como Francisco de Miranda, cumple hoy otro aniversario de su nacimiento cubierto de la más absoluta vigencia. Sus brújulas de vida sintetizadas en la lucha sin cuartel por la independencia de los pueblos, la unión de las naciones como condición necesaria para preservar la libertad y el enfrentamiento a cualquier pretensión imperialista y opresora.
Ejemplo como pocos del maridaje entre pensamiento y acción que conduce a la praxis revolucionaria, Miranda sigue hoy siendo tanto referencia de un espíritu académico, guerrero, indómito y libertario como representación simbólica de la entrega a ideales de vida.
Es uno de esos personajes en los que se funde la verdad con la mitología, siendo héroe sin perder su plano de hombre. En su indiscutible condición de personaje legendario, lo que sabemos de Miranda no es más que una construcción social que aunque anclada en la realidad, se mueve con no poco de mito. Su contribución en las causas libertarias, su capitulación en San Mateo como razón que condujo a su detención y exilio, su posición en el amor… mucho de lo que creemos saber se encuentra matizado por lo que alguien en algún momento de la historia interpretó y legó a las posteriores @oliv22generaciones.
El mejor ejemplo de ello es lo que iconográficamente se convirtió en la imagen más popular de Miranda: la creación artística de nuestro Arturo Michelena representando su presidio en La Carraca, España. Solo ojeando su movida historia podemos concluir que esta figuración se encuentra bastante lejos de recoger su esencia inquieta y su búsqueda incansable de lo grande y lo sublime.
Hoy Miranda celebra su cumpleaños acompañándonos en nuestra dignidad y en nuestra lucha antiimperialista. ¡Miranda vive!