Por Freddy J. Melo|El MIR (Opinión)

Hoy 9 de abril celebramos el 55° aniversario de la salida a luz del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), un partido que ya no existe, pero cuya impronta en el curso de nuestras luchas tiene el carácter de lo históricamente perdurable.

Nació hecho, proclamando transformaciones estructurales y lanzándose a la brega para conquistarlas, y aun hoy mantienen pleno vigor sus planteamientos esenciales y su llamado revolucionario.

De sus combates, primero durante la resistencia antiperezjimenista, con cuotas de sangre, tortura, cárcel, exilio y desafueros de toda índole, y después para enfrentar la traición pos-23 de enero, cuando quienes usufructuaron la gesta arrebatándosela al pueblo dejaron pequeño al dictador en cuanto a vesania represiva, corrupción y antipatriotismo; de esos combates, elevados a su máxima tensión en la nueva fase antipuntofijista, surge el carácter perdurable del legado político del MIR.

Mujeres y hombres, trabajadores de la ciudad y el campo, intelectuales, profesionales y jóvenes de la fibra de quienes acompañaron a los libertadores, concurrieron a la forja de ese MIR y pelearon, fundamentalmente al lado del PCV y sectores progresistas de URD, en las fábricas y sindicatos, en las aulas, en los barrios de casi todas las ciudades, en los resquicios legales parlamentarios, en intentos de insurrección civil-militar y en las montañas guerrilleras, cuando la represión alcanzó un clímax brutal y la llamada democracia representativa se reveló en toda su podredumbre como una ficción tramada para engañar a las masas y prolongar el sistema de opresión y explotación.

Centenares de combatientes cayeron, adolescentes casi niños algunos, muertos en la tortura, fusilados, arrojados desde helicópteros, “desaparecidos” (ignominia ligada al nombre de Raúl Leoni), víctimas de todas las violaciones de los derechos humanos, vivos todos en la memoria del pueblo.

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