Si es que hay que guiarse por los esclavistas europeos y sus contradictorias creaciones conceptuales, los hombres nacen y permanecen libres e iguales en cuanto a sus derechos. Si, al contrario, hay que guiarse por las elucubraciones de las feministas féminas europeas, la mujer nace libre y permanece igual al hombre en derechos. Si hay que guiarse, parece que sí, por la unidad de culturas en una mancomunidad de naciones, entonces todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están en razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Para la República Bolivariana de Venezuela, todas las personas son iguales ante la ley y, por lo tanto, no se permiten discriminaciones fundadas en raza, sexo, credo, condición social, ni las que nieguen el reconocimiento, goce o ejercicio en condiciones de igualdad, de los derechos y libertades personales o colectivas.
Esa igualdad se reconoce y reafirma en la Convención derivada de la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia, firmada por Venezuela en Durban 2001.
Allá nos lamentamos de los efectos y la persistencia de estructuras y prácticas coloniales como factores que contribuyen a desigualdades sociales y económicas.
En Durban recalcamos que la pobreza, el subdesarrollo, la marginación, la exclusión social y las desigualdades económicas están estrechamente vinculadas con el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las prácticas conexas de intolerancia y contribuyen a la persistencia de actitudes y prácticas racistas, que a su vez generan más pobreza. Es un ciclo.
El Gobierno Bolivariano está realizando enormes esfuerzos e invirtiendo colosales sumas de dinero a fin de saldar la deuda histórica, no solo con los afrodescendientes sino también con los pueblos originarios y, en fin, con el pueblo pobre.
Como se comprometió en Durban, Venezuela reconoce la existencia de población de origen africano y sus contribuciones aun siendo durante siglos víctimas del racismo y de la denegación histórica de sus derechos humanos, civiles y sociales. Venezuela admitió la persistencia del racismo al promulgar una ley contra la discriminación racial.
Venezuela puso todo el corazón en la alfabetización. Yo, sí puedo. Ahora debe ponerlo en la REalfabetización, léase concientización, porque de lo contrario, la historia continuará (como antes)…