De acuerdo con el psiquiatra y analista social Erick Rodríguez, “en épocas pasadas los gobiernos terminaron montando unos aparatos de persecución” política, que se valía de “una estructura jurídica que venía de finales de la década de los años 50”.
Expresión de esa práctica fue “la ley de vagos y maleantes”, que “lee permitía justificar lo que muchas gente no se acuerda. Aquí se colocaba a la policía en las entradas de los barrios para pedir la cédula”.
Este planteamiento lo hizo este domingo el profesor y Erick Rodríguez en el programa radial Construyendo La Utopía, que conduce Alfredo Oliva y se transmigre por YVKE Mundial.
COMENZÓ EN NUEVA YORK
En opinión de Rodríguez, la violencia en Venezuela comenzó con el Pacto de Nueva York, el cual “solo admitía determinadas posturas políticas y fue excluido el partido comunista. Cualquier pensamiento de izquierda era perseguido”.
Manifestó que de ese modo “comenzó un proceso de exclusión y persecución. Todo el que tenía un pensamiento contrario era perseguido”, esa actitud se hizo evidente en las organizaciones sindicales, en el Congreso de la República, en los movimientos gremiales y en la sociedad en general.
“Tan es así, que terminaban banalizando las situaciones, decían ‘eso pasó porque era comunista, cabeza caliente’, y con eso justificaban la muerte o cualquier agresión”, aseguró, y señaló que “esos hechos es necesario invocarlos, porque hay un proceso de desmemoria”.
Recomendó le lectura de las investigaciones de Rodolfo Quintero del año 1967 y los informes de Cordiplan de 1976.
LA CRIMINOGENÍA
Rodríguez subrayó que la violencia “es un proceso aprendido, que se construye, incluso tiene que ver con la relación que haya tenido la persona en su casa”. En ese sentido, indicó que “de acuerdo con el proceso de socialización, de la participación de la persona en la sociedad van a aparecer factores precursores de la violencia, lo que se denomina la criminogenia”.
La publicidad, añadió el analista, es un factor que incide en ese proceso, razón por la cual “nosotros tenemos que regular la publicidad”, pues genera “una expectativa y una ilusión” en las personas al punto de llegar a creer que ser persona depende de tener “la marca de tal o cual producto”. Esto hace la gente “luchar por tener reconocimiento en la sociedad. Eso termina cosificando al ser humano”.
CÓMO LLEGAMOS AL PRESENTE
A partir de los años 2002 a 2005 se da una situación que “la derecha no va a comprender nunca, que es una situación de expectativa y esperanza”, sentenció Erick Rodríguez. Al mismo tiempo, se ha dado un proceso de reacomodo de la oligarquía que es necesario comprender.
Para eso, afirmó, se debe tomar en cuenta que los procesos históricos no son lineales sino dialécticos. Explicó que por ser dialécticos, a esos procesos “les son inherentes un conjunto de contradicciones”.
La revolución, aclaró, está “llena de contradicciones porque en ello se basa una lucha de clases”, en la que se debe “tomar el camino correcto, ya que es un hecho de construcción”.
Acotó que algunos dirigentes de izquierda plantean el proceso revolucionario como un hecho lineal, “postura que yo respeto”, e invitó a sus compañeros políticos a revisar “el hecho histórico que nos permite ver esto. ¿Qué es lo que nos ha pasado? ¿Cómo llegamos aquí?”
En estos momentos, aseveró que “es clave para nosotros, es necesario tener claro e identificar con quien estamos peleando”, ya que aquellos “señores de 1926, cuando el petróleo pasa a ser dominante va a empezar a aparecer todo un reacomodo entre la oligarquía latifundista terrateniente, una conchupancia, un matrimonio con la oligarquía comercial”, que comenzaron a construir una estructura que se expresa en el programa de febrero de 1939.
Rodríguez manifestó que hay episodios de la historia que quedan en el olvido: “Hay que recordar lo que le paso a la Junta Suprema que estaba defendiendo, incluso los derechos de Fernando VII. Los comerciantes vascos, los comerciantes canarios y catalanes escondieron los alimentos, y estoy hablando de 1810”.
Luego, aseveró, se registró en Venezuela en el 1811 “un hecho llamado La isleñada, cerca del Cuartel San Carlos. El pueblo fue y les cayó a palos y piedras, porque había unos canarios que estaban escondiendo los alimentos. El pueblo les dio una respuesta, entonces, quiere decir que hay una memoria”.
Por esa razón, aseguró que a pesar de la actitud de la derecha venezolana y “los estudios que ha hecho el propio imperio, a pesar del asesoramiento del MI6 (Servicio de Inteligencia Secreto) y del Mossad”, independientemente de estos hechos “este pueblo tiene una historia”. Ante esa actitud, consideró que es necesario fortalecer “en nuestra campaña los hechos históricos importantes de ruptura que se están dando en este momento”.
Rodríguez aseguró que el rentismo en Venezuela nació por la presión de la Standard Oil, que era “la empresa de Nelson Rockefeller”, quien impone el modelo cambiario en el país, “invito a que se lo lean, hay ocho modelo cambiarios en el mundo”, pero “aquí circulaban florines holandeses y libras esterlinas”.
Pero, “tenían a uno de nuestros administradores coloniales, que era un parásito, que era el papá de Pedro Tinoco Jiménez”. Añadió que “ellos tienden a reproducir por procesos de enseñanza, lo que le dejaron los padres como valores”.
Por la década de los años 30, indicó que al frente del Banco Central de Venezuela (BCV), “estaba al frente, primero, Herrera Mendoza” y que “aquí hay una red que viene de los Mendoza Goiticoa y los otros que son los Mendoza Fleury”.
Rodríguez invitó “a la gente nuestra que diga con nombre y apellido”, al referirse a los hechos vinculados con los empresarios nacionales, ya que “estos se dan el tupé” de nombrar o responsabilizar de determinada situación económica con “nombre y apellido a Hugo Chávez o a Nicolás Maduro”.
Para dar un ejemplo de cómo se debe revisar la versión de la historia que se ha construido desde los sectores dominantes, Rodríguez citó el caso de la muerte de Bolívar.
El especialista enfatizó que el comandante Hugo Chávez “de manera fulminante, desmontó la idea que se nos había impuesto de que Bolívar murió de tuberculosis” y lamentó que “uno llegaba a repetir eso, para que veamos el nivel de ignorancia donde uno caía”.
A su parecer, afirmó que actualmente es importante “seguir desmontando la construcción histórica que nos hizo la derecha”, ya que lo hicieron para reafirmar unos objetivos: “El pacto de Coche fue reconciliación del presente y olvido del pasado. A algunos que les esté pasando esto por la mente están equivocados”.