Por José Carlos De Nóbrega|Del nuevo año escolar (Opinión)

Comenzó el año escolar 2015-2016 y, desprovisto de lugares comunes, nos mueven gratos recuerdos ligados a la escuela. Se desarrolla un panorama íntimo, pese a ser aparato ideológico del Estado: el magisterio de Augusta en las primeras letras y números que va del convento al hogar caraqueño y valenciano; los preciosos pies de la maestra de segundo grado; la presencia de condiscípulos y profesores que marcaron nuestra adolescencia en Valencia y, la formación universitaria cargada de disidencia y agradecimiento. Mamá, mi primera maestra, nos recomendó siempre asociarnos a buenos docentes y amigos para agradecerles las atenciones recibidas.

Por otra parte, pese a los desencuentros propios de la vida escolar, nos sentimos orgullosos de nuestro oficio docente que conversa con los más chicos. La confrontación generacional, pese al impío influjo de la educación autoritaria, el funcionariado indolente y la mediocridad de muchos medios de comunicación, se convierte en diálogo transparente en casos muy significativos.

Para reconvertir la escuela, no podemos ahogar la pertinencia y agudeza de las voces críticas que vindican tan solidaria y necesaria empresa. La educación no puede afincarse en frases hechas que ocultan el despropósito político e ideológico, mucho menos debe holgazanear en esa categoría espantosa que es la resignación. Como nos lo recuerda todavía la pluma del maestro peruano Manuel González Prada, no podemos conformarnos con integrar una orden mendicante de la Ciencia y la Literatura. La crítica que apuesta por una transformación en todos los órdenes no se asimila a la mezquindad y la revancha politiquera de voces como las de algunos opositores locales.

Las reivindicaciones salariales y de seguridad social de los docentes no pueden ir a contracorriente de los intereses y derechos de estudiantes y representantes. Estamos conscientes de la delicada coyuntura económica que afecta al país. Por lo tanto, es menester que las comunidades educativas asuman su rol protagónico en el diseño y toma de decisiones que permitan superar el modelo rentista de una buena vez por todas.

Sin condicionamientos babosos apoyamos las declaraciones del nuevo Ministro del Poder Popular para la Educación en lo tocante a la reorganización del currículo de educación media, la desburocratización del sistema educativo y la consolidación de un Sistema Nacional de Investigación y Formación Pedagógica. Por supuesto, partiendo del decir transparente, el diagnóstico realista y la planificación ajena a la improvisación, para acometer realizaciones y soluciones que redunden en la calidad educativa que a su vez consoliden un modelo productivo emancipador.

En tal sentido es imprescindible la evaluación permanente y rigurosa de este proceso de edificación de un país que nos contente y reconforte día a día. Solo se puede entrar y salir de la escuela, el liceo y la universidad abriendo de par en par puertas generosas.

josecarlosdenobrega@gmail.com