Por Oliver Reina|Contra los locos, ¡votos! (Opinión)

Que generar incertidumbre y descontento es una táctica clásica para promover la desmovilización política es algo con lo que elección tras elección nos hemos topado y de lo que como Pueblo, no tengo duda, hemos aprendido. Pero es necesario volver a reflexionar respecto a los matices de dicha creación.

Hoy la agenda de la locura y la violencia lamentablemente vuelve a la práctica política y vemos cómo hechos actualmente en investigación como los recientes atentados con granadas contra fuerzas del orden público y las agresiones contra estaciones eléctricas y otras plataformas para la prestación de servicios, contribuyen a la creación de un clima enrarecido y de malestar generalizado. La pregunta natural es: ¿a quién beneficia esto?

Sigamos. Estas acciones hay que verlas de conjunto con otras matrices que en la medida que se mantienen en el tiempo aportan al perverso juego de la desmoralización. Que las matrices se soporten en una selección intencionada de trozos de la realidad, es muy probable, pero el trecho que pretenden transitar de allí a construir una “realidad” paralela que poco o nada tiene que ver con la verdad es tan abismal como lamentablemente recurrente.

Y si a eso se le suman las agendas desestabilizadoras macro contra el país como un todo, como la Operación Tenaza orquestada desde los operadores imperiales que desde Colombia y Guayana atentan contra el país, el innegable sabotaje económico, las largas colas ocasionadas por causas reales pero muy especialmente por causas inducidas (que son las más, no tengo duda alguna) y los modos excepcionalmente exacerbados de algunas formas de violencia social y el recurrente intento por desacreditar al Poder Electoral y en general a los poderes públicos, por solo citar algunos ejemplos, son intentos por enlodar la Nación, por tributar al enturbiamiento de la verdad y por pescar en río revuelto, que aparentemente es el deporte predilecto de la oposición ante su falta de proyecto político o más exactamente –y peor aún- ante el ocultamiento de su verdadera agenda.

Ante estas agendas del caos y la nada, la Revolución debe dar un paso adelante y exhibir un plan diáfano, de impacto en temas de alta sensibilidad e interés social, señalando acciones legislativas y políticas concretas para seguir adelante en la construcción colectiva, de base, de conciencia, de convicción y de corazón que dejó definido el comandante Hugo Chávez en el plan de la patria.

@oliv22