El taller Gastronomía Afrovenezolana lo dictó Steward Millán del Colectivo Hijos del Sol|Caraqueños aprendieron a cocinar la cafunga barloventeña en el MAC

La mañana de ayer, en el jardín de esculturas del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas (MAC) se realizó un taller de Gastronomía Afrovenezolana a cargo de Steward Millán, miembro del Colectivo Hijos del Sol. El taller se centró en la preparación de la cafunga, plato típico de la región de Barlovento (estado Miranda), y fue una de la serie de actividades que acompañan la exposición de arte colaborativo Oficina de Turismo. San Agustín del Sur de la artista Natalya Critchley.

La cafunga es una especie de bollito preparado principalmente con cambures manzanos o titiaros, coco y masa de maíz. Millán afirmó que este alimento tiene características que lo hacen contar con procesos de conservación naturales y ofrece a los comensales un aporte proteico importante. El público asistente tuvo la oportunidad de ser partícipe de la preparación de este plato en el café ubicado en el jardín del MAC.

El objetivo de este y otros talleres que se realizarán sobre este tema es “generar un espacio de encuentro para conversar sobre las manifestaciones de la soberanía alimentaria, y hacer frente al modelo económico y cultural que ha hecho una persecución al modelo del conuco, y cuestionar la cultura petrolera asociada a la compra en supermercados de alimentos procesados. También con el taller queremos exaltar nuestra identidad a través de nuestra cocina”, explicó Millán.

UN PLATO DE LA RESISTENCIA

“Esta como otras preparaciones están muy asociadas a la resistencia de los pueblos dominados durante la colonia”, comentó Millán, quien señaló que “es un plato que ha sido en gran medida relegado, despreciado y desplazado por la imposición de una dieta mantuana, una dieta de la casa grande, que está asociada a una industria de alimentos procesados sin ningún aporte nutricional, que da preferencia al trigo por encima del maíz”.

El tallerista destacó la importancia de volver a este tipo de platos representativos que “crean un vínculo identitario con nuestros ancestros. Esta preparación era un alimento de guerra, un dispositivo para la resistencia de los pueblos”. Millán también destacó que ese plato ha sido relegado a una condición únicamente femenina y servil. Instó a las y los asistentes a acercarse a estas preparaciones que pueden ser una alternativa rica e interesante para las meriendas de las niñas y los  niños, “hay un conjunto de preparaciones de golosinas a las que no tenemos acceso porque no están en el mercado”, añadió.

El facilitador del taller explicó que el proceso histórico de desestimación de este plato es más reciente de lo que se piensa: “Se ha intensificado en los últimos 40, 30 años aproximadamente”.

“Estos saberes se resisten hasta nuestros días por el empeño de las comunidades de preservar su identidad y porque cumplen una función dentro de la cadena alimenticia, conforman nuestra identidad y nos hacen cuestionar la cultura envolvente, la cultura dominante”.

Algunas costumbres “implantadas por la cultura hegemónica han dado preferencia a comidas procesadas como La cajita feliz de McDonald’s, por encima de los platos venezolanos que son sustituidos por los primeros”, señaló.

Según Millán, la preparación de la cafunga y otros platos de la cocina afrovenezolana se han mantenido en el siglo XXI gracias a las “manifestaciones colectivas y tradicionales” como las celebraciones de las fiestas tradicionales de San Benito, San Juan, La Cruz de Mayo, las Navidades autóctonas y “todas las reuniones familiares en las que –con mayor frecuencia– las abuelas cocinan este plato y enseñan a sus nietos a hacerlo”.

Millán informó que el colectivo Hijos del Sol está desarrollando actualmente un proyecto de investigación y divulgación gastronómica afrovenezolana llamado El fogón de la diversidad donde confluyen estudios exhaustivos de las preparaciones culinarias de las costas venezolanas.

Texto/Diana Moncada
Foto/Jonathan Manzano
Caracas