Por Andrés de Chene D.|Empresas básicas (Opinión)

Desde el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez (1974-1989), cuando se iniciara la inversión del Estado, promovida por Gumercido Rodriguez, en las llamadas empresas básicas de Guayana para desarrollar las enormes riquezas naturales mineras del estado Bolívar, su administración ha sido tremendo dolor de cabeza para los distintos gobiernos siguientes, incluyendo el actual.

El constante incremento en sus costos operativos y cambios de administradores, hasta el sector privado lo ejerció un tiempo, jamás han podido poner orden y competir en precios de productos terminados con el mercado internacional. Es cierto que se ha generado buena mano de obra y que requerimientos del mercado interno en distintos sectores de la producción nacional han sido abastecidos, especialmente en acero, aluminio y otros.

Actualmente se habla de transformar su modelo de trabajo, en manos del Poder del Pueblo desde hace años, para articular y aprovechar las oportunidades conjuntas. Pocos entienden esta descripción del mismo, que emana del Ministerio de Industrias y Comercio, con el objeto de lograr mayor dinamismo integral. En aluminio, por ejemplo, se desea represente en corto plazo la principal fuente de ingresos del Tesoro Nacional, comenzando por la extracción de bauxita, hasta su conversión final en aluminio y productos derivados. Igual se espera de Sidor y otras 10 empresas estatales

Se ha invitado al sector privado (ojo Fedecámaras) y laboral a participar activamente en este nuevo modelo gerencial, con no menos de 14 empresas presentes, en una especie de encadenamiento productivo, según el actual Presidente de Venelum; claro, no sin antes anunciar nuevas compras de equipos, insumos y repuestos, además de financiamiento del Estado, para nivelar la liquidez monetaria del sector empresas básicas, ya por mas de 30 veces en sus años desde 1974.

¿Se podría decir que de aquí en adelante van a producir sus propios ingresos para que no continúe siendo la sangría del Presupuesto Nacional? Sin embargo, se nota que sindicalmente ya se pretenden nuevos ajustes salariales y de otra serie de conquistas sociales, justas por demás ante lo que vive el país.

¿Se podrá competir en precios internacionales una vez marchando el nuevo modelo? ¡Dios,bendice nuestra bella Venezuela!

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