Todavía hay quienes defienden con todo el desparpajo del mundo que existe un mercado que es libre y neutral.
Reiteran que existe una “mano invisible del mercado”, que ésta es un sistema de autorregulación de la economía que surge cuando se confrontan en libre competencia, las “fuerzas” -¿poderes económicos?- en igualdad de condiciones para que, en una dinámica de oferta y demanda, los consumidores vivan en un mundo feliz y compren a precio justo y los empresarios, transnacionales, se hagan ricos honestamente y colorín colorado.
Esa fantasía la siguen sembrando en las mentes de los venezolanos los medios de comunicación, que responden a los intereses de los poderosos empresarios que dominan la históricamente malograda ¿economía? venezolana: rentística petrolera y dependiente que los hace a ellos cada vez más ricos y más improductivos.
Ellos: la oligarquía parasitaria, los poderosos importadores, comerciantes, banqueros, etc. y sus medios, han tenido la habilidad de hacerle creer a la sociedad venezolana, al pueblo y a buena parte del mundo que los desequilibrios y situación económica (inflación, especulación, desabastecimiento, contrabando de extracción, etc.) que vive Venezuela es responsabilidad única y exclusivamente de la política de justicia social impulsada por el Estado y el gobierno del presidente Nicolás Maduro.
Lo grave es que la Revolución y el Gobierno no han podido desmontar en el imaginario -la cabeza del pueblo- venezolano, ni la guerra psicológica, ni las mentiras que culpabilizan al Gobierno de la guerra económica.
Creemos que en estos momentos cruciales de la Revolución y bajo amenazas de derrocar al primer Mandatario Nacional es menos de seis meses, ésta debe ser la prioridad del Estado Mayor de Comunicación.