Para Venezuela, cualquiera de los candidatos que ganara en Estados Unidos, era el peor.
El triunfador, Trump, es él, más todo lo irrescatable de Hillary Clinton.
De esta recuerdo su euforia, como en una función de matiné, ante la caza televisada y asesinato de Osama Bin Laden, creación y exhombre de su país.
También las palabras –¡Vinimos, vimos…él está muerto!-al conocer el linchamiento público, vía CNN, del líder libio, Muammar Gaddafi, celebrado con una hórrida carcajada.