Pensar desde la esperanza

DESALAMBRA

POR: ANA CRISTINA BRACHO

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¿Cuántas noches un jovencísimo Maradona se quedaría dormido soñando con meterle dos goles a Inglaterra? ¿Cuántos al saberlo no se burlarían de aquél muchacho un tanto retaco con tan poca pinta de extraordinario? ¿Qué sería del fútbol si antes de empezar Maradona se hubiese cansado o se hubiese rendido a la primera oleada de burlas y desalientos?

Todas las historias de lo que la humanidad ha hecho han visto levantarse a esos quijotes de la utopía que valientemente han puesto su vida por los sueños que tantas veces parecen causas perdidas.

Así me imagino a un Hugo Chávez sorteando la Academia Militar con su estructura servil y distante, también a un Martin Luther King queriendo soñar en un país que pudiera dejar de avergonzarse de su africanidad, a una Simone de Beauvoir irrumpiendo la Sorbona para decirle a su amado Jean-Paul Sartre que la mujer no era tan solo un tema de hombres.

Para cambiar las cosas primero hay que creer en el cambio. Eso nos dice la Biblia desde el Eclesiastés en el que enseña que hay tiempo para todo y hay momentos de siembra pero también hay que ser capaces de atrevernos a pensar qué cosas queremos y que vamos a lograrlo.

Esta fiebre, que roza los 40 grados y la convulsión de los precios, podemos superarla, hay que creer y hay que hacer que esto pase, innovado, comprendiendo, resucitando.

¿Cuánto le costaría a un país latinoamericano que todos sus niños aprendieran a leer, que esos niños tuvieran escuelas y que las escuelas sirvieran a las comunidades para que los adultos –los niños viejos que no tuvieron escuela- fueran a aprender lo que antes se les ocultó? ¡Demasiado!

Esa es la respuesta del manual de finanzas y políticas públicas. Por eso, con los manuales debajo del brazo tan poco se alcanza.

Dicen que las abejas no pueden volar. Eso dice la física en función de su peso y de sus alas pero parece que ellas aun no se enteran y por eso vuelan y dan miel.

Dicen que en la política no hay hombres honestos, que nadie dice lo que piensa y que nadie da puntada sin dedal pero yo recuerdo que para que un imposible ocurriera, como que un pueblo sin armas detuviera un golpe de Estado financiado por Washington, hubo un Fiscal que habló. Así aunque dicen que esos hombres no existen, este fue y voló, como las abejas.

También ocurrió aquel proyecto maravilloso de sembrar escuelas y nos trajo premios que liberaban de vergüenza, como alcanzar ser un territorio libre de analfabetismo o la gratuidad educativa.

En estos tiempos, en los que la oposición es una triste pelea que no sabemos sí es de perros o de mezquinos hermanos ante la muerte ruinosa del padre, el chavismo debe volver a pensar desde la esperanza.

Maradona logró su gol, Chávez su Revolución y aquél Fiscal contuvo un golpe. Tres utopías latinoamericanas logradas por grandes hombres para grandes pueblos. Juntos y diversos. Criticados y criticables. Vivos, sinceros. Hombres que se convirtieron en historia cuando les dieron solo un momento.

@anicrisbracho
Caracas