El 23 de enero de 1958 fue una jornada histórica gloriosa de insurrección cívico-militar

Cae la dictadura de Marcos Pérez Jiménez

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El 23 de enero de 1958 cae la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, que durante nueve años había sometido al país. El pueblo insurrecto, organizado y preparado, desafiante, elevando su grito “Muera Pérez Jiménez” fue el verdadero protagonista y forjador de la lucha que puso fin a ese período sangriento.

Así lo manifestó la profesora Mercedes “Chela” Vargas, catedrática de la UCV, luchadora social y protagonista de los hechos que condujeron a esa victoria popular venezolana.

Recordarlo significa reivindicar una jornada histórica gloriosa de insurrección cívico-militar. El pueblo salió a la calle, desafiando el aparato militar-policíaco dictatorial, seguro de contar con el apoyo de militares patriotas.

Entre los combates que dieron tan importante fruto “Chela” Vargas señala la huelga general del 21 de enero, a la que califica como “una verdadera insurrección popular, una revolución sangrienta”.

Aseguró que el pueblo esperanzado por la presencia de la unidad representada por la Junta Patriótica, el Frente Universitario y el levantamiento de los jóvenes militares patriotas, el 21 de enero desarrolló toda su creatividad y su combatividad para enfrentar valientemente el terror dictatorial.

“Allí está la esencia del espíritu del 23 de enero”, subrayó.

PÉREZ JIMÉNEZ

La docente y combatiente política relató que Pérez Jiménez había llegado al poder seguro de que era necesario destronar el estilo sectario y el exclusivismo partidista que había impuesto Acción Democrática en el poder.

Logra así, acuerdos con la burguesía y el ejército para limitar la participación política. Ilegaliza los partidos AD y PCV, clausura sindicatos y gremios, abre campos de concentración y trabajos forzados (Guasina, Sacupana), inicia la persecución estudiantil, clausura centros educacionales, impone la censura como institución y entrega los recursos naturales del país.

Explicó que la rebeldía del pueblo ante esa situación va deteriorando paulatinamente las bases de sustentación del Gobierno.

El dictador propone como tabla de salvación un plebiscito tras el cual es nombrado presidente, y quedó convencido de que esta fórmula electoral lo había legitimado frente las Fuerzas Armadas y el país.

Jóvenes liceístas, universitarios y obreros impactaron al pueblo avanzando por las calles con sus gritos y consignas, desafiando la represión de los cuerpos policiales. Surge una juventud militar cualitativamente distinta, narró.

“Se había organizado la unidad cívico-militar, característica sui géneris de nuestro país”, dijo y presentó un ejemplo concreto.

El 21 de noviembre de 1957 los universitarios, agrupados con jóvenes de El Cementerio y San Agustín, realizan un paro estudiantil convocado por el Frente Universitario y rompen el hilo que ataba la estrategia del terror.

“Este valiosísimo combate de los estudiantes trascendió, elevando la moral y la combatividad del pueblo e hizo que, por su amplitud e independencia de los partidos, el Frente Universitario lograra la confianza de los conspiradores militares, y comienzan a reunirse para discutir y preparar acciones de protesta”, indicó.

La profesora y luchadora social aseguró que nuevos sectores se van incorporando a la acción política: intelectuales, mujeres y la Iglesia, a pesar de que esta última había apoyado al dictador hasta entonces, cuando un grupo de sus integrantes dio el primer paso hacia la oposición con la Carta Pastoral de monseñor Arias.

En condiciones políticas favorables, surge la inquietud de coordinar, de aglutinar las manifestaciones de descontento. El Partido Comunista reúne su XIII pleno en el cual aprueba la acertada línea política del viraje amplio de unidad hacia las bases del pueblo y con esta orientación, se organiza la Junta Patriótica.

-¿Qué consecuencias trajo el 23 de enero?

-Las esperanzas populares fueron frustradas. El puntofijismo se impuso en el poder inmediatamente después de la caída del dictador. Caldera, Betancourt y Villalba asumen la representación política del grupo burgués (Fedecamaras y los militares que en la FAN fueron soporte de la dictadura).

“Este comando político se dispone a evitar que la insurrección popular triunfante se convirtiera en una insurrección revolucionaria. Betancourt descargó la política del terror sobre los trabajadores en las grandes ciudades. Leoni acentuó la represión contra trabajadores, estudiantes y campesinos”.

Conscientes de que la izquierda tenía fuerza política, le aplicaron la estrategia del terror. Las manifestaciones populares son reprimidas a sangre y fuego. Cerrándole al sector progresista los caminos de lucha, lo obligan a la clandestinidad y a la guerrilla, prosiguió.

Agregó que el crimen político, característica de todos los gobiernos dictatoriales, aparece en escena sin diferencia alguna.

Es el mismo terror de Cipriano Castro, Juan Vicente Gómez y Pérez Jiménez. Las víctimas lo son del terrorismo de Estado. Pero la SN era incapaz de matar a alguien si no tenía orden expresa de “arriba”, ejemplo Ruiz Pineda. No había crimen político desatado como sistema.

“La diferencia es que en la dictadura Betancourt-Leoni se asesina brutalmente, salvajemente, encubriendo la responsabilidad de los de arriba. La consigna de Betancourt “disparar primero y averiguar después” se hizo realidad viviente con la muerte criminal de millares de revolucionarios”.

-¿Por qué no se cumplieron las expectativas que creó?

-Con una táctica política justa, la izquierda logró aglutinar a todos los sectores descontentos contra la dictadura, mas no diseñó la estrategia revolucionaria para un proyecto político alternativo válido frente al Pacto de Punto Fijo.

Es así como torpemente se suma a la tregua política puesta en práctica por la burguesía para detener el impulso revolucionario del pueblo en rebeldía. El Partido Comunista, con gran prestigio, se limitó a movilizar al pueblo solo ante un intento de golpe militar contra la derecha. Como no tenía una visión de poder, se anexó como fiel religioso de la diosa “Democracia Representativa”.

LA LECCIÓN DEL 23 DE ENERO

La izquierda no logró la unidad necesaria para avanzar en la lucha contra el puntofijismo neoliberal y corrupto. Es Hugo Chávez quien logra una unidad cualitativamente distinta en la base del pueblo, que liquidó al puntofijismo, dijo la profesora y luchadora social.

Chela Vargas exhortó a garantizar esta unidad con la formación de conciencia del pueblo y los revolucionarios como una tarea indispensable:

Con la derrota del puntofijismo neoliberal y la acertada política del presidente Chávez, la democracia formal representativa comienza a agonizar y se avanza en la construcción popular para enterrarla definitivamente.

“Hacía falta una línea política, una táctica y estrategia acertadas para el momento y gracias a nuestro comandante Chávez está en el Plan de la Patria, que seguimos aplicando, ampliando y profundizando.

T/ Mercedes Aguilar
F/ Jonathan Manzano
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