POR: ARTURO TREMONT
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El sistema de transporte colectivo y masivo es vital para el funcionamiento de las ciudades y constituye un pilar importante en el buen vivir, en la actividad productiva y la vida cotidiana.
En las grandes ciudades es necesario que existan metros subterráneos o superficiales, trenes para las zonas suburbanas, autobuses de dos pisos, autobuses con una conexión que acá llamamos “gusano”, autobuses eléctricos, tranvías, taxis y otras modalidades.
En Venezuela tenemos el metro en Caracas que mueve a millones de personas. El transporte colectivo, en general, es privado con algunos subsidios del Estado. El Gobierno Nacional ha desplegado autobuses en Caracas y otras regiones del país, sorteando la resistencia de las organizaciones civiles de transportistas que consideran suyas las rutas, aferrados al “carrito por puesto” (Maracaibo) y solo interesados en aumentar las tarifas del transporte y obtener repuestos a bajo costo a las proveedurías organizadas por el Gobierno.
Arrastrando ese modelo anticuado hemos llegado a la anarquía del transporte colectivo. Los concejos municipales abandonaron la responsabilidad de establecer las tarifas y le endosan la responsabilidad al Ministerio del Transporte. No hay claridad en el pasaje preferencial, unos alegan que es gratuito, otros medio pasaje, la decisión oficial se refiere al pasaje suburbano y extraurbano.
Los usuarios conocemos el procedimiento de los transportistas, en Caracas y otras ciudades, “cortan” la ruta en tres tramos. Ahora, utilizan un “colector” en la puerta para cobrar al subir la unidad, discriminando a las personas adultas mayores que alegan trato preferencial.
Los usuarios y usuarias reclamamos la solución a esta anarquía del transporte.