“Parásitos” o el capital siempre nos corroe

Parásitos, fuerte candidata al Oscar como Mejor Película Extranjera, del director surcoreano Bong Joon-ho, no se limita a la idiosincrasia de Corea del Sur, es un retrato descarnado de los que tienen y los que no. Muy humanos todos, pero el tener el capital o el no tenerlo, define prácticamente la acción en una película en la que nos sumergimos bajo el embrujo de su título: Parásitos.

Pero los parásitos también son seres vivos y tienen que vivir de algo o de alguien, en un sistema económico cuya lógica es vivir de esa manera. Las dos familias principales de la película reflejan esa lógica, aunque también observamos una profunda humanidad. Al verla uno escucha la frase de Shakespeare, “algo está podrido en Dinamarca”, y sí, algo esta muy mal, en medio de lo que parece ser normal y cotidiano en una economía “pujante” y devoradora.

De esta película uno no sale igual como entró. Queda un sentir agridulce, muy asiático, pero también un dolor muy, muy en lo profundo, y al contemplar nuestro reflejo en un espejo, nos llegamos a preguntar ¿Qué tan lejos o cerca estamos de ser parásitos? ¿De perder nuestra humanidad? Porque la vorágine económica, de las expectativas, de lo que se supone que debe ser la vida, según el marketing, lucha por carcomer lo que nos hace profundamente humanos.

Parásitos obtuvo en el Festival de Cannes, el premio mayor de la competencia oficial, la Palma de Oro, y está nominada a seis premios Oscar (incluidos Mejor Película, Director y Cinta Extranjera).

T/ Ana Maneiro
F/ Archivo CO