Una nueva ley sopesan en Washington para evitar que Estados Unidos caiga en moratoria de pagos: el Departamento del Tesoro podría imprimir un billón de dólares en monedas de platino, de acuerdo con reporte de Prensa Latina.
La propuesta es muy seria y fue sugerida por Jack Balkin, profesor de leyes y economía en la Universidad de Yale, ante el estancamiento que muestra el Congreso para solucionar el tema del techo de la deuda a pocos días del plazo final.
Balkin explicó en la cadena CNN que el gobierno norteamericano por ley tiene la potestad de imprimir papel moneda hasta un monto determinado de efectivo circulante, sin embargo, ese límite no se aplica al inventario de divisa metálica.
El consejo del catedrático es que el Tesoro debe crear un billón de monedas, luego depositarlas en una cuenta de la Reserva Federal y más tarde activar cheques por la cantidad equivalente para que el Estado pague sus deudas.
Balkin además defiende el argumento de que el presidente Barack Obama tiene la obligación constitucional de evitar que Estados Unidos entre en cesación de pagos y por ende puede invocar la 14 enmienda y simplemente no respetar el actual techo de la deuda.
Los republicanos de la Cámara de Representantes pospusieron el jueves pasado la votación de un programa para reducir el déficit y elevar el tope del débito, y quedó demostrado que incluso dentro del partido opositor existen divisiones inducidas por el movimiento ultraconservador Tea Party.
La última versión del plan -que la Casa Blanca ya había amenazado con vetar- preveía una reducción del déficit de 915 mil millones de dólares en 10 años, a cambio de un incremento del techo de la deuda de 900 mil millones antes del 2 de agosto.
El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, anunció que pondrá a votación este viernes otra idea para recortar el gasto del gobierno en 2,4 billones de dólares, aumentar la deuda y financiar al gobierno hasta fines de 2012.
En una alocución no programada, Obama intentó mostrarse optimista esta mañana y comentó que los dos principales partidos estadounidenses «no están a millas de distancia» de firmar una solución para el dilema político-económico.