Al menos 53 personas han sido asesinadas y otras 650 han resultado heridas durante los últimos tres días en Sanna, capital de Yemen, por el recrudecimiento de la ola de violencia en las protestas contra el presidente Ali Abdullah Saleh.
Este martes, las autoridades de salud pública informaron que siete personas murieron en manos de las fuerzas de seguridad de Saleh, luego de que el pasado domingo y lunes murieran 46 personas.
Medios de comunicación locales aseguran que la ciudad está bajo el mando de francotiradores y es objeto de bombardeos, especialmente en la Plaza Cambio, bastión de los opositores al gobierno de Saleh.
Saleh se encuentra actualmente Arabia Saudita, luego de que el pasado 4 de junio resultara herido
en un atentado contra el Palacio Presidencial. El mandatario figura como uno de los principales aliados de las fuerzas militares estadounidenses en la zona.
El pasado 17 de agosto la principal coalición opositora nacional, Partidos Unidos de Yemen, declaró la creación de un Consejo Nacional Interino en un intento por desplazar al mandatario.
Cerca de 1.000 miembros del actual Consejo Nacional de Fuerzas de la Revolución Pacífica votaron por 143 representantes que elegirán próximamente a un Presidente y un Comité Ejecutivo de 20 integrantes, informó la agencia china de noticias Xinhua.
El lunes, el gobierno yemení rechazó en el Consejo de Derechos Humanos (CDH) de Naciones Unidas que una comisión internacional investigue la represión contra las protestas que han tomado el país desde inicios de 2011.
De acuerdo al último informe de CDH las “protestas pacíficas que reclaman mayores reformas y el fin de la corrupción fueron sofocadas con el uso excesivo y desproporcionado de la fuerza letal por parte del Estado».