Mañana el autor será galardonado en Celarg|Roberto Méndez Martínez descifró el universo literario de José Lezama Lima

Tras más de dos años lectura el escritor cubano Roberto Méndez Martínez concibió su obra El tiempo perdido por el Nilo, otra lectura de José Lezama Lima, como una aproximación al universo de este singular autor antillano que hoy en día deslumbra al erigirse como una figura literaria que aún las y los intelectuales intentan comprender.

Méndez Martínez -ganador del Premio Internacional de Ensayo Mariano Picón Salas en su quinta edición- compartió con la prensa ayer en la mañana acompañado por el presidente del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg), Roberto Hernández Montoya y la directora ejecutiva de esta institución, Maryclem Stelling.

“Es un autor tan raro”, confesó el galardonado sobre las impresiones que motivaron su interés para el ensayo ganador. “Sólo lo difícil es estimulante” ,recalcó el ensayista quien comparó que la obra de Lezama Lima está llena de “densidades y prosa barroca”. “Cuando se lee es como cuando se prueba por primera vez el caviar”.

Para su ensayo, el investigador no dudó en hurgar en fuentes disímiles a la obra conocida de Lezama Lima, como sus crítica de artes plásticas y de ballet.

El trabajo fue tan intenso que tuvo que tuvo que hacer pausas para digerir la información, contó el también prologista de la novela del autor estudiado, Paradiso, que para su edición del 40 aniversario le pareció “convivir con alguien por demasiados años”.

Méndez Martínez reveló aspectos de Lezama Lima que no incluyó en la obra ganadora, como su pasión por la práctica ortodoxa del catolicismo, refrendada por amigos del escritor como monseñor Carlos Manuel Céspedes, aunque tampoco descartó opiniones que identificaban en su creación literaria distanciamientos con la religión.

“Yo soy católico a mi manera”, cuentan que dijo al también intelectual y sacerdote Ángel Gastelo, compañero de la vanguardia cultural cubana del grupo Orígenes, en el que participaron también el pintor René Portocarreno, escritores y poetas como Cintio Vitier y Fina García Marrús.

LA FUERZA DE LA IRONÍA

José Lezama Lima fue “visto como alguien diferente”, sentenció el escritor de El tiempo perdido por el Nilo, para quien el acercamiento a su vida y obra le permitió comprender su personalidad marcada por la timidez y el encierro con su familia.

“Usó la ironía para defenderse”, concluyó el ensayista al rememorar que el intelectual contó al periodista Ciro Bianchi las ironías que “lanzaba contra amigos y enemigos”.

Ejemplificó que de Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos, contó a Bianchi que “estaba lejos de sus visiones de novela”.

“Lezama Lima era el ilegible”, comentó el autor sobre su obra, que convivió con otras más afortunadas de Jorge Luis Borges y el propio Gallegos. Sin embargo, hoy a más de 100 años de su nacimiento surge una relectura “densa y espesa”, tal como relató Hernández Montoya.

En el Celarg se realizará hoy, a las 6:00 pm, un encuentro con el público Roberto Méndez Martínez. Mañana jueves será premiación, a las 7:00 pm.

Fuente/Heberto Hernández
F/Andreína Blanco