Globos

Lo que los medios occidentales no cuentan sobre la campaña de globos de basura de Corea del Norte

Calificada por los aliados surcoreanos de Washington como una «provocación», «disparatada, irracional» y de «clase baja», la declaración de guerra con globos de basura de Corea del Norte es en realidad una respuesta a las incitaciones surcoreanas con globos de propaganda que se remontan a décadas atrás.

Corea del Norte redobló su ofensiva con globos de basura el 1 de junio por la noche, y, al día siguiente, el Estado Mayor Conjunto surcoreano informó que se habían descubierto más de 700 ‘proyectiles’ llenos de basura en zonas urbanas, tierras de cultivo rurales y enredados en árboles en zonas de toda Corea del Sur.

Lleno de colillas de cigarrillos, restos de tela, papel usado, pilas usadas y compost, el acto de belicosidad con globos del fin de semana se produjo después de que una primera salva de 260 globos norcoreanos —que según informes incluían estiércol mezclado con otra basura— se dirigiera hacia el sur el 29 de mayo.

Pionyang afirma que su ofensiva con globos de basura es una reacción de respuesta a la «invasión provocadora» de la soberanía del país por parte de Corea del Sur, que utiliza desde simulacros y drones espía hasta campañas de panfletos propagandísticos.

«Las fuerzas aéreas de EEUU y su títere [Corea del Sur] siguen invadiendo gravemente la soberanía y la seguridad de la República Popular Democrática de Corea (RPDC), llevando a cabo espionaje aéreo a un nivel que va más allá de la situación de guerra, movilizando repetidamente aviones no tripulados de reconocimiento RQ-4B y otras aeronaves casi cada día (…). Este espionaje militar hostil, junto con diversos simulacros militares, se ha convertido en la causa principal de las tensiones militares regionales cada vez mayores. Últimamente [Corea del Sur] no ha disimulado su despreciable guerra psicológica esparciendo panfletos y diversos objetos sucios cerca de las zonas fronterizas de la RPDC», declaró el 26 de mayo el viceministro norcoreano de Defensa, Kim Kang Il, en un comunicado de prensa.

El ministro subrayó que la distribución de panfletos propagandísticos mediante globos es una «provocación peligrosa» que, además, puede utilizarse con «fines militares». Corea del Norte tomará medidas de represalia.

«Pronto se esparcirán montones de desperdicios y suciedad por las zonas fronterizas y el interior de Corea del Sur, y se experimentará directamente cuánto esfuerzo se requiere para eliminarlos. Cuando se violen nuestra soberanía, seguridad e intereses nacionales, tomaremos medidas de inmediato», advirtió.

Los comentarios de Kim sobre la cantidad de esfuerzo necesario para eliminar los panfletos surcoreanos esparcidos en globos no son una cuestión trivial. Los desertores patrocinados por EEUU y las organizaciones surcoreanas prodemocráticas han invertido décadas y millones de dólares en su campaña de guerra psicológica basada en globos.

En mayo, el conocido grupo propagandista surcoreano «Luchadores por una Corea del Norte libre», una organización no gubernamental afiliada a la Fundación Nacional para la Democracia y a la Oficina de Democracia, Derechos Humanos y Trabajo del Departamento de Estado de EEUU, se jactó de haber enviado a Corea del Norte otro grupo de 20 grandes globos con 300.000 folletos y 2.000 dispositivos de almacenamiento USB.

La campaña de la ONG lleva en marcha al menos desde principios de la década de 2000, haciendo caso omiso de las resoluciones de una cumbre intercoreana celebrada en el año 2000 en la que Pionyang y Seúl acordaron poner fin a los esfuerzos para llevar a cabo una guerra psicológica contra los ciudadanos del otro país. El contenido de los globos propagandísticos surcoreanos ha evolucionado con el tiempo, desde DVD y memorias USB con películas surcoreanas y de Hollywood y música K-pop (el dirigente norcoreano, Kim Jong-un, describió en una ocasión esta última como un «cáncer vicioso») hasta folletos e incluso pequeñas radios de transistores, chocolatinas, biblias en miniatura y billetes de dólar.

Los «Luchadores por una Corea del Norte libre» y sus aliados han recibido elogios efusivos de los principales medios de comunicación occidentales, con The Atlantic publicando un artículo en 2014 titulado Hackeamos Corea del Norte con globos y memorias USB.

Pero además de los aspectos supuestamente más inocuos de la guerra cultural y propagandística, Corea del Norte ha expresado su preocupación por que los globos surcoreanos puedan transportar otras cosas, como virus.

En 2020, Kim Jong-un ordenó la destrucción de una oficina de enlace con Seúl en la ciudad de Kaesong, al parecer luego de enterarse de que se habían enviado al norte globos surcoreanos con imágenes pornográficas manipuladas con Photoshop que difamaban a su familia.

La campaña de guerra de globos de basura de Corea del Norte es, al parecer, una señal de que Pionyang ya está harta y no está dispuesta a seguir tolerando las continuas provocaciones de Seúl sin una respuesta. El mensaje parece bastante claro: si Seúl quiere enviar sus memorias USB y folletos de K-pop y películas de Hollywood al Norte, Pionyang enviará su propia basura al Sur.

Pionyang convertirá su campaña de globos de basura en su reacción habitual a las provocaciones surcoreanas del mismo tipo, confirmó el 29 de mayo la subdirectora del Departamento de Publicidad e Información del gobernante Partido de los Trabajadores de Corea del Norte, Kim Yo-jong.

«Dejamos claro que responderemos a los clanes [de Corea del Sur] caso por caso esparciendo en el futuro decenas de veces más basura que la que nos esparcen a nosotros», advirtió.

Sin embargo, Corea del Sur no tiene intención de dar marcha atrás, y el Ministerio de Unificación del país advirtió el 31 de mayo que si el Norte no detiene su campaña de globos de basura, se enfrentará a consecuencias «insoportables», cuyos detalles no explicó.

Mientras tanto, la campaña de los globos de propaganda y basura seguirá siendo un quebradero de cabeza para las Fuerzas Armadas de ambos países, ya que ninguno de los dos está dispuesto a gastar municiones caras en los globos de bajo costo, y mucho menos a arriesgarse a lanzar misiles antiaéreos o proyectiles sobre zonas pobladas.

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