La Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) es un proyecto de unidad estratégico a largo plazo, que comprende varios fundamentos y cuya prioridad hoy es la lucha contra la pobreza, afirmó su secretario general, Alí Rodríguez.
En una entrevista exclusiva con Prensa Latina en esta capital, Rodríguez expuso que el primer y gran problema es erradicar el estado deplorable en que viven más de 130 millones de sus habitantes, por lo que es preciso evaluar las fortalezas de la región.
Aunque, apuntó, no solo es ese propósito, sino en ir más allá en nuevos estadíos de desarrollo integral de las poblaciones de la región, de manera que se alcance un grado de estabilidad económica y social, un sueño de Simón Bolívar de llegar a la máxima felicidad posible.
«A fin de cuentas para qué entonces este caudal de riqueza y el aprovechamiento de esta: para satisfacer la sed de ganancias de pequeños grupos en el mundo o para resolver los grandes problemas de la humanidad», se cuestionó.
Se refirió al diseño planteado de una dinámica para el óptimo aprovechamiento de los recursos naturales, lo cual implicará la formación de centenares de miles de suramericanos, nuevos planes educativos y una la institucionalidad financiera.
El problema, dijo, es cómo armonizar en lo posible esa actividad necesaria con el respeto a la naturaleza para evitar desastres, y con una justa política distributiva de la riqueza que se genere en este esfuerzo, mejorar las condiciones de existencia de la población.
¿Será acaso que somos una gran potencia militar, industrial, nuclear o tecnológica?. No. Hay ciertos desarrollos en estos ámbitos pero lo que evidentemente le da mayor gravitación en el escenario mundial a esta región es constituirse en el más grande reservorio de recursos naturales en el planeta, reflexionó.
El alto dirigente expuso que en Suramérica existe la mayor reserva de agua dulce del mundo, con tres de las ocho grandes cuencas de este recurso, y con todos los minerales de tabla periódica de Mendeleiv, y probablemente muchos de los que están por descubrirse.
Esta es una región privilegiada y en alto porcentaje virgen, con la más grande reserva forestal y de la biodiversidad y todos los tipos de energías posibles, tierras para producir todos los alimentos necesarios, reconoció.
Sin embargo, acotó, una de las paradojas es el hecho de que en el intercambio extrarregional la exportación de materias primas sobrepasa ampliamente la de productos manufacturados, lo cual implica baja tecnología, es decir poco valor agregado.
«De manera que no se trata solamente de definir una política racional en la parte extractiva de estos recursos naturales, sino en la transformación de estos recursos, o sea una estrategia industrial, lo cual exige del desarrollo de la ciencia y la tecnología aplicada», enfatizó.
Entre los proyectos a impulsar como parte de un plan integral está la formación de centenares de miles de suramericanos, nuevos planes educativos, la orientación de instrumentos financieros para el financiamiento de proyectos, como los mineros, forestales y el uso racional del agua.
Rodríguez apuntó que estas estrategias deben ser elaboradas sobre la base de minimizar el daño ambiental, pero considerando el impacto social que tendrán, a partir del estudio de las políticas de los países sobre el aprovechamiento de sus recursos y de los contratos establecidos.
Aseveró que aún cuando no hay conciencia todavía de las grandes riquezas y potencialidades, en lo cual trabajará indefinidamente la Unasur, el rostro de América Latina cambiará a partir de esta táctica de desarrollo en la cual colaboran ya otros organismos regionales.
«Vamos por buen camino, bien orientados. Ha habido un cambio significativo en la visión que tienen los liderazgos en la región», resaltó.
Si se compara la actitud y las acciones de hace 15 o 20 años con la actitud y las acciones de hoy, son cambios significativos y positivos, y yo creo que este proceso va a ser de aceleración continua, concluyó.