Argentina pobreza

Más de la mitad de los argentinos es pobre: «Es el problema más urgente del país»

La pobreza alcanzó al 52% de la población en el primer semestre del año, según informó la Universidad Católica Argentina. La cifra representa el valor más alto en dos décadas. Además, casi el 18% de los argentinos padece inseguridad alimentaria. «La devaluación que implementó el Gobierno impactó en los más vulnerables», dijo a Sputnik un experto.
La delicada situación social que atraviesa Argentina comienza a reflejarse en las estadísticas.
La pobreza llegó al 52% de la población en el primer semestre del 2024, el valor más alto en más de 20 años. Además, al calor de la recesión económica y de la licuación de los ingresos, la indigencia -pobreza extrema- ya alcanzó al 17,9% de los argentinos, superando con creces las mediciones previas.
Las cifras surgen del último informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), realizada a partir de datos provistos por la Encuesta Permanente de Hogares desarrollada por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC).
Si bien los números oficiales del INDEC se conocerán a finales de septiembre, la tendencia es clara: los valores provistos representan un aumento significativo frente al 41,7% de pobreza y el 11,9% de indigencia registrados en 2023. Con todo, los indicadores sociales alcanzaron sus peores marcas desde la megacrisis social del 2001, que culminó con la sucesión de cinco presidentes en 11 días.
El calibre de la crisis comenzó a reflejarse en informes privados como el último del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), que precisó que más de un millón de niños se van a dormir sin antes cenar debido a la falta de recursos para mantener una alimentación sana.

En números rojos

Consultado por Sputnik, el sociólogo Eduardo Donza, investigador de la Universidad Católica Argentina y uno de los autores del trabajo, precisó que un factor crucial del empeoramiento de las condiciones de vida responde al ajuste fiscal desplegado en los últimos meses. «La devaluación que impulsó Milei cuando inició su mandato llevó a que los ingresos se desplomaran en términos reales», precisó.
De acuerdo al especialista, el aumento de la pobreza y de la indigencia respondió directamente a la caída en la actividad económica y el paulatino aumento del desempleo. «Cuando los sectores populares pierden sus puestos de trabajo, la situación se torna muy compleja porque esto redunda en un empeoramiento sustancial de las condiciones de vida, dado que no tienen un respaldo económico donde apoyarse», consideró el experto.
«Este es el problema más urgente del país. Estamos hablando de valores de pobreza extremadamente altos. Cuando las familias persisten en situaciones de este tipo, terminan condenadas al mal acceso a servicios de salud, educativos y sociales», destacó el sociólogo.
Según Donza, un factor crucial del escenario social que atraviesa Argentina remite a la informalidad laboral, que alcanza a cerca del 40% de los trabajadores. «Casi la mitad de las personas empleadas en la precariedad cobra la mitad de la Canasta Básica, que determina la línea pobreza. Estamos hablando de ingresos por menos de 450.000 pesos [356 dólares a tipo de cambio paralelo]», enfatizó.

La sedimentación de la pobreza

La abstracción de la frágil coyuntura que signa a la realidad argentina arroja un dato demoledor: en los últimos 20 años, el país no logró perforar el piso del 25% de «pobreza estructural». Según Donza, esto agrava el panorama: «hoy estamos peor que hace 20 años porque una parte de la sociedad tiene ya las cicatrices de la pobreza. Se trata de segundas y terceras generaciones de familias pobres», señaló.
«La escasez de posibilidades de inserción laboral atenta contra la posibilidad de revertir esta situación, y la creciente precarización del mundo del trabajo parece una tendencia difícil de frenar. La particularidad de esta época es que tenemos una sociedad más cansada y excluida», subrayó.
Si bien el escenario se agravó profundamente durante los últimos meses, la fotografía actual se inscribe en una película de larga data, cuyo factor paradigmático radica en un estancamiento económico de más de 10 años de duración.
Los efectos, según Donza, son tangibles. «Algo que vemos cada vez con más peso es la deserción escolar: chicos que abandonan el sistema educativo por necesidad de salir a trabajar, o porque sus padres no logran enviarlos todos los días al colegio. Lo mismo sucede con la inseguridad: la pauperización de los indicadores sociales genera que los delitos sean cada vez más violentos», apuntó el especialista.
F/Sputnik
F/AP

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