El presidente del Tehrik-e-Insaf (Movimiento Pakistaní por la Justicia, PTI), Imran Khan, anunció este martes que pedirá la intervención de Naciones Unidas para detener los ataques de los aviones teledirigidos estadounidenses contra las regiones tribales de su país.
El popular exjugador de cricket señaló en conferencia de prensa que planteará el tema a la ONU como una violación de la propia carta del organismo internacional.
Khan y miles de seguidores culminaron el domingo una llamada Marcha por la Paz para denunciar el asesinato de miembros de las comunidades tribales del noroeste del país, cuando los aviones no tripulados drones bombardean supuestos objetivos talibanes en el territorio, fronterizo con Afganistán.
Aunque el gobierno bloqueó con contenedores y un fuerte contingente militar la carretera hacia el destino final de la caravana en Waziristán del Sur -una de las regiones más castigadas por los drones- Khan dio por alcanzado el objetivo de la protesta: llamar la atención mundial sobre el asunto.
Señaló, además, que si accedía a la presidencia exigiría a Washington desmantelar el letal programa y pediría a Naciones Unidas tomar cartas en el asunto. Advirtió que de fallar esas apelaciones, ordenaría a las fuerzas armadas disparar contra los aviones-robot.
Este martes, al volver sobre el tema, criticó a los gobernantes del país por su indolencia al respecto y les aconsejó entablar un diálogo con los talibanes antes de concluir los tres meses que les queda en el poder.
También anunció que su partido llevará ante la Corte Suprema a las víctimas civiles de los aviones no tripulados para que se les haga justicia y que iniciará un movimiento nacional e internacional de recolección de firmas para detener los ataques de los letales artefactos.
Integrado en 1996, el PTI dio una clara señal de arraigo popular cuando el año pasado, para sorpresa de muchos, el exdeportista reunió a más de 100 mil personas en un acto en la ciudad de Lahore.
También la comunidad internacional observa con una mezcla de interés y cautela el aumento del capital político de Khan, cuyas declaraciones contra la guerra y la alianza con Washington le han valido el sobrenombre de «el talibán Khan».
Analistas locales se preguntan si su popularidad refleja un cambio en la opinión pública pakistaní o proviene de un apoyo encubierto del ejército y de sus poderosos servicios de inteligencia, opuestos a la subordinación del gobierno a los dictados de Occidente.